Desde las escuelas vamos afrontando las empinadas calles de Arguellite en dirección a Tinadas Nuevas. Allí tomamos la senda que, en suave subida, transcurre paralela al Arroyo Asperón y nos ofrece un vertiginoso panorama de los paredones del Calar de la Sima. A la altura de los Prados transitamos por un tramo de carretera y, tras un giro a la izquierda, comenzamos un exigente ascenso por La Reserva, entre caminos forestales, sendas y pequeños barrancos. En poco tiempo vamos ganando bastante altura y los pinos van dejando paso al matorral, mientras el terreno concede algún respiro. Hacia la derecha buscamos el paso entre las moles rocosas, y nos encaramamos a ellas. Las crestas y farallones nos rodean.
Sorteando los riscos de la Molata del Imperio vamos recorriendo la cuerda del Calar, con algunos tramos de ascenso, otros más llanos, y terreno por momentos abrupto. Tras una fuerte subida entre los pinos, trepamos sin dificultad y nos asomamos al vértice del Pico Mentiras (1.896 m.), el punto más elevado de esta edición de la Marcha. Las vistas son magníficas.
El descenso por el Puntal de las Víboras enfila hacia la profunda sima que da nombre al calar, un fantástico ejemplo del resultado de los procesos kársticos en la zona. El camino, que coincide con una variante del GR-66, se va ensanchando, antes de girar a la derecha por un barranco que emboca en el Arroyo de Pradomira. Más adelante, una hermosa senda desciende impetuosa hacia la Tinada de Eulogio y Collado Tornero, donde podemos admirar el bonito panorama del Arroyo de los Marines desembocando en el río Tus. Cruzamos sus aguas, caminamos 1 kilómetro por la carretera y, tras un giro a la izquierda y una fuerte pendiente, avanzamos por el camino de Lagunicas hasta la umbrosa senda que, hacia la derecha, nos conduce a La Tobica y, por fin, a Los Giles, el final de la etapa.