Después del último tramo de ascenso de ayer, estamos en las primeras estribaciones del Calar del Mundo. Y en dirección norte vamos recorriendo otras aldeas que están situadas en sus faldas: Los Manueles, Pedazuelo, La Casica y Tus. Atrás va quedando el fantástico panorama que ofrece el Hueco de Tus, mientras nosotros giramos al noreste por una senda y seguimos el curso del Arroyo de Tus, que forma un canal entre el Molejón de Moropeche, a la derecha, y las paredes del propio Calar, a la izquierda. Se trata del viejo camino de herradura que unía Tus con las Fábricas de Riópar.
Más adelante, la famosa Cuesta de las Peladillas –en alusión a las rocas ‘peladas’ que la limitan- nos espera. La vegetación decae y aparecen espinos, enebros y piornos. Tras pasar la Fuente de los Tornajos, nos separamos del arroyo y salvamos el fuerte desnivel que nos conduce a la cuerda del mismo nombre. Un esfuerzo más y coronamos el pico Argel (1.690 m.), el punto más alto del Calar del Mundo. Al otro lado, inmensas planicies calcáreas se extienden ante nuestros ojos.
Iniciamos el descenso –un primer sector de unos 200 metros de desnivel- rodeando la Cañada de las Yeguas y saliendo en dirección oeste hacia la Fuente del Espino y el Sumidero del Calar, a pocos metros del famoso Pozo de la Bomba. Continuamos caminando entre torcas y dolinas hasta el Mirador de los Chorros, que nos ofrece las primeras vistas del valle de Riópar, y giramos a la derecha para afrontar el tramo más empinado de la bajada, por la Morra del Navacico y la Loma del Agetar, hasta el Puerto del Arenal. De forma más cómoda, la Cañada del Almenara nos va acercando a nuestro destino. Tras pasar el Arroyo de Casa Rosa y la Fuente del Olmo, llegamos por fin a la Pumarica, el refugio del Centro Excursionista de Albacete. Nuestra casa.
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