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PREPOTENCIA… ESO QUE PASA FACTURA EN LAS URNAS

Las elecciones en Cataluña, a tres meses de las supuestas generales, han hecho temblar los cimientos del Partido Popular haciendo elevar la voz al ‘viejo jefe’ José María Aznar, para advertir de la debacle que puede llegar después.

En nuestra tierra no hay debates nacionalistas, pero el mensaje del otro hora presidente del PP debería hacerles ver que hay un modo de política que deberían desterrar: la prepotencia.

Entraron en todas las instituciones por la puerta grande en un momento donde la economía estaba en estado crítico y el PSOE se hundía, pero ahora están saliendo en virtud de pactos que la ciudadanía prefiere a la hegemonía de los grandes partidos.

El PP, ese partido que siempre ha hecho gala de buen gestor, sí recortó y pagó deuda, pero lamentablemente también dejó la Educación y la Sanidad en unos niveles de retroceso de décadas que se tardará tiempo en recuperar. Algo que no nos hace falta que nos cuenten los medios -que muy pocos se atreven a hacerlo- porque todos lo notamos en nuestra vida diaria y conocemos casos de parados o dependientes sin ayudas; jóvenes sin beca y familiares que llevan años en lista de espera para una operación.

El PP, ese partido que arrasó con 16 concejales en el Ayuntamiento de Albacete, se ve ahora obligado a gobernar en minoría. Y eso que las formas de Javier Cuenca no son ni mucho menos, por suerte, las de su antecesora Carmen Bayod. Pero Cuenca está pagando con el resultado de las urnas la prepotencia de la que hicieron gala los anteriores gestores. Bayod aprobó los recortes más duros de la historia del Ayuntamiento en un pleno que coincidió con la huelga general y desafiando a la ciudadanía que se agolpaba a las puertas del Ayuntamiento para gritar ‘NO’ a estos ajustes. Las formas han cambiado pero no los jefes. Y esos a los que Bayod el día de la presentación de Cuenca dio las gracias por haberla animado a no suspender ese pleno -habría sido mucho más elegante- hoy siguen siendo los jefes en el partido, quienes mueven los hilos y entre quienes debería calar la llamada de atención de Aznar a filas.

Por cierto, el PSOE que tampoco se confíe que parece que las mayorías absolutas han terminado y la ciudadanía quiere diálogo y caras nuevas. En esto, los socialistas todavía no tienen muy claro en algunas instituciones que ya no son los tiempos de su hegemonía y que deben rendir cuentas a sus socios de Gobierno.