La Organización de Consumidores, OCU, ha realizado un estudio en 54 ciudades españolas para comparar el precio del agua, revisando las tarifas y las tasas asociadas al consumo, tanto si se incluyen en el recibo como si se cobran aparte. Los resultados señalan que existen grandes diferencias en el precio del agua entre ciudades: más de 350 euros anuales.
Según este estudio, Albacete está entre las ciudades donde menos ha subido el recibo del agua, pero en las que sigue siendo más elevado, pasando los 300 euros anuales de media por cada hogar. En concreto ocupa el puesto de 16 de las 54 ciudades españolas en las que se ha comparado el precio del agua. Murcia es la más cara.
El año 2014 empezó con subidas del m3 de agua en seis de cada diez ciudades. Por desgracia, no es algo nuevo: en los cinco últimos años la factura del agua se ha incrementado un 25’5 % por diferentes motivos, entre los que se incluyen nuevos cánones autonómicos o la subida del IVA. Además, la interpretación de la factura no es sencilla, ya que cada ciudad emplea un sistema de facturación propio.
OCU considera que las diferencias de precio encontradas no se justifican. El ejemplo más significativo es Murcia, donde una familia con un consumo anual de 175 m3 paga 501 euros anuales, mientras que en Palencia se pagan 145 euros al año por el mismo consumo.
Las dificultades de abastecimiento que se sufren en algunas zonas de España explican parcialmente esas notables distancias. Sin embargo, el estudio muestra que las grandes diferencias en la tarifa que se aplica en cada municipio se reproducen también en la parte de la factura destinada al saneamiento de agua, donde la ubicación del municipio no debería tener ninguna influencia.
Además, las diferencias entre ciudades se acentúan en consumos mayores: hasta un 440 %. Un hogar de Barcelona que gaste 300 m3 pagará 1.393 euros al año, pero por el mismo consumo en Guadalajara se abonan 258 euros anuales.
La mayoría de ciudades españolas ha optado por elegir un sistema de tarifas crecientes por bloques. Si los bloques están bien diseñados, se evita el derroche y se incentiva el ahorro. Pero este sistema penaliza a los hogares con más miembros. Este inconveniente lo solventan Sevilla y Málaga, que personalizan los bloques teniendo en cuenta el número de miembros en la unidad familiar. Otras ciudades aplican ya tarifas especiales para familias numerosas, por ejemplo.