El sábado les adelantábamos en Masquealba la injusta historia de Consuelo, una albaceteña que es propietaria de una vivienda en la calle Doctor Ferrán por la que acumula impagos en el alquiler de más de un año y en la que no consigue ni que le paguen ni que le devuelvan la misma.
Ese día había iniciado una huelga de hambre, que ha seguido después en la terraza del edificio o en la puerta de los juzgados. De su historia se han hecho eco otros medios de la provincia y la región y este martes ha sido el programa de Ana Rosa, en Telecinco, el que ha dado varios minutos, en directo, a esta albaceteña para exponer su injusta situación que, como ella misma confirmaba hoy a Masquealba sigue sin resolverse.
La economía de Consuelo no es tampoco de lo más boyante y narra, angustiada, que ahora mismo está dedicando más de la mitad de su sueldo a pagar la hipoteca de una vivienda por la que no recibe el alquiler pactado y, además, no logra echar a los inquilinos, a los que está pagando los recibos de la comunidad o el gas.
La hipoteca, por ejemplo, le ha subido de 400 a más de 600 euros en este año, con las revisiones al alza del Euríbor y su situación es desesperante. Ello ha provocado que hoy iniciara una huelga de hambre en la azotea del edificio, en la calle Doctor Ferrán, con el fin de visibilizar una situación cuya solución también ha retrasado la huelga del último año en la Justicia.
El sábado, tras empezar su huelga, los vecinos debieron dar aviso a la Policía Local, que se personó en el lugar y la trasladaba al Hospital para recibir ayuda psicológica, como nos narraba dessde ahí. No duda que la necesite «porque esta situación me está haciendo tocar fondo», pero la injusticia por la que pasa, y que ha relatado a Masquealba, evidencia los problemas de algunos propietarios de vivienda, que no son terratenientes, que no quieren especular con una segunda propiedad que hayan podido adquirir o heredar, por ejemplo, y que se enfrentan a inquilinos que no pagan.
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Desesperada, Consuelo denuncia que su situación acarrea ya «dos órdenes de desahucio suspendidas». Indica que la mujer que le alquiló su vivienda, ha estado fuera del país desde julio de 2022 hasta el 28 de octubre de 2023. Así, el desahucio del 20 de octubre no se pudo hacer efectivo porque no se lo habían podido comunicar. Pero aquí no acaba la situación surrealista a la que se enfrenta esta propietaria desesperada.
Asegura que su inquilina estaba dada de alta como autónoma hasta el 7 de noviembre. El 13 de noviembre había ya una orden de desahucio comunicada. El 8 se habría dado de alta como demandante de empleo y un día más tarde acudió al juzgado y logró paralizar el desahucio, «al estar entonces en una situación vulnerable».
Si su situación es vulnerable, la mía también lo es y si necesita ayuda para una vivienda se la tendrán que dar los Servicios Sociales, yo no puedo estar destinando a ello más de la mitad de mi sueldo», lamenta.
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La mujer le alquiló el piso hace ahora cuatro años y en el mismo empadronó también a sus tres hijos, que se fueron a los pocos meses, si bien desde hace unos dos años y medio volvió uno de ellos, de 21 años, que ahora reside aquí.
Consuelo asegura que ha hablado con él para que le devuelvan su vivienda, cuyo alquiler no cobra desde el verano del año 2022, y que la respuesta es que «puedo estar en tu casa sin pagar porque tu país me lo permite».
Según la Constitución, la Justicia es igual para todos. Pero no tiene el mismo precio para todos, como lo lamenta Consuelo, que insiste en que este hecho está perjudicando su ya situación precaria, porque «mi inquilina no tiene ni abogado ni procurador y en una hora paraliza un desahucio, mientras yo tengo que pagar y el lunes, en el juzgado, me dijeron que hasta el 31 de diciembre no podrían atenderme».
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Recuerda que su vivienda tiene una hipoteca porque cuando la comunidad hizo las obras para colocar el ascensor cada vecino tenía que pagar 14.000 euros. Ella no podía hacer frente a ese gasto y ya que tenía que pedir un préstamos hizo una pequeña reforma en la cocina y el baño con el fin de alquilar la vivienda.
Un alquiler que se convirtió en pesadilla y que este sábado ha llevado a Consuelo a necesitar ayuda médica. Ella insiste en que lo justo es que puedan devolverle su casa, consciente además de que no recuperará el dinero que ha perdido hasta ahora, pero al menos que no tenga que seguir pagándoles unos gastos que son insostenibles.
Yo no puedo estar sosteniendo a una persona sea vulnerable o no porque para eso están los servicios sociales. Yo también soy vulnerable», incide.
Esta mañana ha iniciado una huelga de hambre porque «esto me ha hecho tocar suelo». Pensaba seguir manifestándose, desde la terraza del edificio a cuya vivienda de su propiedad no puede acceder hasta que la Justicia solventara su situación, aunque la Policía la ha trasladado al Hospital.
A través de esta denuncia quiere llevar su voz a quien corresponda para que puedan darle una solución justa a un problema que la está consumiendo y que le está provocando fuertes pérdidas económicas a una persona trabajadora.