
Última victoria de una racha de ensueño
Aunque Albacete y Valladolid ya se habían encontrado en la campaña 46-47, la primera visita oficial del conjunto pucelano hasta la capital manchega no se produjo hasta la temporada 91-92, en la primera temporada del Albacete Balompié en la Primera División. En esa campaña 47-48 ambos equipos se encontraron en la fase intermedia de la Tercera División, una liguilla que se jugaba tras la liga regular, previa a la definitiva fase de ascenso. El caso es que primero se jugó en casa del Valladolid y la vuelta en Albacete estaba prevista para la última jornada. Antes de alcanzar esa última jornada la Federación decidió expulsar de la competición al Albacete y a la Cultural Leonesa por amañar un partido y todos los resultados de esa fase quedaron anulados para ambos conjuntos. Obviamente ya no se disputó esa última jornada de a fase intermedia.
Así, la primera vez que el Valladolid visitó Albacete fue en la temporada 91-92 y el partido, disputado en la 24ª jornada, iba a significar la última victoria para el enrachado equipo de Benito Floro, que ya se había ganado a pulso el apodo de Queso Mecánico. El encuentro se disputó el 1 de marzo de 1992 y el Alba había encadenado 14 jornadas sin perder. En la novena jornada, con 10.000 albaceteños en las gradas del Santiago Bernabéu, el equipo de Floro había perdido por 2-1. Era el 10 de noviembre de 1991. Cuatro meses estuvo sin perder, lo que lo llegó a colocar en una espectacular cuarta plaza de la clasificación, algo impensable para un equipo que apenas dos años antes estaba luchando en la Segunda División B.
Antes de recibir al Valladolid había bajado a la quinta plaza, ya que sólo había podido empatar en las tres jornadas anteriores, curiosamente con el mismo resultado, 1-1. Había empatado en Mestalla frente al Valencia de Sempere, Camarasa, Fernando, Roberto, Eloy y Penev; en casa con el Tenerife de Redondo, Pizzi, Llorente, Chano y Dertycia; y ante el Cádiz de Szendrei, Carmelo, Arteaga, Mejías, Quevedo y Kiko. El Valladolid llevaba una mala temporada, era cuarto por la cola y terminaría descendiendo de forma directa como penúltimo clasificado.
Benito Floro jugó ese día con: Conejo, Geli, Coco, Sócrates Parri, Oliete, Chesa, Catali, Zalazar, Julio Soler, Antonio y Aquino. En la segunda parte entraron Menéndez y Juárez.
En el Real Valladolid, entrenado por el mítico colombiano Pacho Maturana, jugaron: Ravnic, Cuaresma, Caminero, César Gómez, Santi Cuesta, Patri, Aragón, Vicente Engonga, Fonseca, Minguela y Alberto. También jugaron Onésimo y Roberto Martínez. En aquel Valladolid, aunque no participaron en este partido, también estaban los colombianos René Higuita y Valderrama.
El árbitro fue el andaluz Alfonso Álvarez que, curiosamente, no enseñó ninguna tarjeta.
El partido fue bonito y el Alba no pudo sentenciar hasta el final a un Valladolid reservón de inicio pero que peleó por mojar en el Belmonte. Zalazar cogió el mando de las operaciones y, con el charrúa en un gran estado de forma, el Albacete funcionó como esa máquina perfecta en la que Floro había convertido a ese grupo de chavales de Segunda B que se habían hecho en dos años futbolistas de Primera. No podemos olvidar que Zalazar fue ese año elegido como el mejor jugador iberoamericano en la liga. Tras casi media hora de toma y daca, Aquino inauguró el marcador con un disparo desde el pico del área en el minuto 25. De ahí al descanso el Albacete fue un espectáculo y mereció irse al descanso con mayor ventaja. Al poco de comenzar la segunda mitad Oliete hizo el 2-0 tras un saque de esquina. Era el minuto 59 y Maturana dio entrada a Onésimo y Roberto Martínez, dos delanteros con mucha pólvora. Empezó el Alba a pasar apuros, más cuando Fonseca hizo el 2-1 en el minuto 75. El Valladolid se creció, con un Onésimo que sembraba el pánico en el área manchega. Y los pucelanos tuvieron el empate, con un trallazo de Minguela que repelió el poste. Ya en la recta final, en el minuto 83, llegó la sentencia por medio de Juárez, al que Floro había dado entrada para reforzar la defensa. Zalazar lanzó su habitual misil en una falta, Ravnic tuvo las manos blandas y no blocó la pelota, lo que aprovechó un avispado Juárez para meter la pierna y hacer el definitivo 3-1.
Cinco jornadas después era destituido Maturana, mientras que el Albacete truncó su racha en el siguiente partido, en su visita a la Catedral para jugar frente al Athlétic de Bilbao entrenado por Aranguren y donde jugaban Garitano, Eskurza, Valverde o Ciganda, aunque el gol que rompió la racha manchega fue del defensa Ayarza (1-0). Quince fueron pues las jornadas que estuvo el Albacete sin perder en la mejor temporada en la historia del club.
