A más de uno y más de una, entre los que me encuentro, se nos heló el corazón el pasado 26 de enero, cuando a eso de media tarde nos asaltó la triste noticia del fallecimiento de José Luis, y digo nos asaltó, porque fue un ataque en toda regla y directo a nuestros sentimientos, que, además, nos dio en la línea de flotación y nos dejó primero tocados y luego hundidos, a José Luis se le rompió el corazón y a mí el alma, porque no hacía ni un mes que me había topado con él y con su hermano Carlos en el Tanatorio, cuando asistían al funeral de la madre de Pedro Piqueras y ahora, sin darnos cuenta, resulta que se nos ha ido sin motivo ni razón.
Mi amistad con José Luis viene de lejos, comenzó cuando desempeñaba la Presidencia de Adeca y como tal formó parte del autodenominado G-14, ese grupo heterogéneo de personas que el alcalde Manuel Pérez Castell logró reunir en torno a una misma mesa para hablar primero, y después ponerse a trabajar por el futuro de Albacete, por lo que fue uno de los promotores de que Albacete disponga, quince años después de aquellas primeras reuniones, de un Aeropuerto Civil de uso compartido con la Base Aérea de Los Llanos, de un Palacio de Congresos, de un Parque Científico y Tecnológico, de un Centro Europeo de Empresas e Innovación o de la traída de Aguas del Júcar para el abastecimiento de agua potable a nuestra ciudad.
Se podría decir, y sería verdad, que José Luis tuvo suerte de encontrarse en el lugar adecuado en el momento idóneo para poder participar en la gestación de aquellos proyectos, que hicieron que nuestra ciudad diera, por fin, el salto de calidad que nos puso en el mapa y que llevábamos persiguiendo años, pero también es verdad que no eludió responsabilidad alguna, que nunca escurrió el bulto y que se puso a la faena desde el primer día restándole tiempo a su actividad empresarial, por lo que con esto último ya está dicho todo.
José Luis era un buen tipo, que tenía sus cosas, como todos, pero que no dudaba en echar una mano siempre que hacía falta, lo que le llevó a ser vicepresidente del Alba con Ángel Contreras como presidente, y todo ello por pura amistad, porque gustarle el fútbol, lo que se dice gustarle… Mejor lo dejamos ahí. Y avatares del destino, esta situación me llevó a tener que negociar con él una de las tantas modificaciones a uno de los enésimos convenios que el Ayuntamiento de Albacete suscribió con el Alba, acuerdos que durmieron el sueño de los justos cuando el club entro en concurso de acreedores. He de decir que como negociador José Luis tenía tela, no se movía de sus posiciones ni con agua hirviendo, por lo que el acuerdo final se hizo de rogar y debió ser bueno, porque ninguna de las partes quedó totalmente satisfecha.
Como empresario de obra pública y construcción también tuvo su punto, y no lo digo por los éxitos o los fracasos que pudiera cosechar al frente de las empresas que dirigió o en las que participó, que entiendo no me corresponde a mi redactar sobre este extremo, más que nada porque me declaro un absoluto analfabeto en el tema, sino por el compromiso social que adquirió con AUNO, lo que llevó a disponer de su propia fundación de ámbito cultural, deportivo y de ayuda a asociaciones socio sanitarias. Fundación con la que firmó convenios de colaboración con las facultades de Derecho, Humanidades y Medicina del Campus Universitario de Albacete, editó libros, financió conciertos, proyectos de creación cultural y de difusión en materia social. Esta faceta de empresario-mecenas, al menos a mi juicio, habla muy bien del José Luis García Navarro persona.
Para que nos hagamos una idea de lo que suponía esta fundación, radicada en la muy noble y muy leal villa de Chinchilla de Montearagón, baste decir que figuraban como patronos de la misma, el poeta Félix Grande, los periodistas Diego Carcedo y Pedro Piqueras, el filólogo y poeta Luis Alberto de Cuenca y Prado, además de los editores de Barcarola Juan Bravo y José Manuel Martínez Cano, junto con Ricardo Avendaño o Ramón Bello.
“La actuación de una empresa debe ir más allá de lo que es obligatorio por Ley.”, reza en algún folleto de la Fundación. Frase lapidaria donde las haya, a la que solo le faltó añadir: Mientras la crisis no nos sacuda de lo lindo o el Sector 5 sea algo más que una mera hipótesis de trabajo.
Con media vida por delante a José Luis seguro que le quedaron muchas cosas por hacer, muchos proyectos por iniciar, muchas empresas que crear, muchos sectores por desarrollar, muchos campos de golf que reflotar, muchas viviendas por construir y muchas energías limpias que sembrar por nuestra geografía, pero sobre todo le quedaba lo más importante para él: Seguir cultivando la amistad de sus amigos, seguir ocupándose de sus hijos, de su familia y, por supuesto, de su ciudad.
Desde donde quiera que te encuentres, seguro que estarás pendiente de lo que nos acontece, de lo que nos sucede y de lo que nos ocupa a todos nosotros, los que no te olvidamos, los que te tendremos siempre presente como lo que eres, un buen tipo. Y ya puestos a pedir, te pido otro favor: Échanos un ojo de vez en cuando, no sea que ahora que no te tenemos cerca vayamos a hacer alguna tontuna.