Atravesamos el alargado casco urbano de Góntar y en el Torcal tomamos una pista por la que vamos avanzando, mientras quedan a nuestra derecha los impresionantes paredones que vigilan la población. Hoy nuestro recorrido coincide en gran parte con el sendero GR-66, de cuyo renovado marcaje por esta zona se está encargando el Centro Excursionista. Pasamos el Collado del Jaral, visitamos el monumento erigido en recuerdo de los tristes sucesos acaecidos en Yeste en mayo de 1936, y transitamos por el paraje de Los Salados, todo el tiempo rodeados de vastos pinares.
Tras cruzar el arroyo del mismo nombre alcanzamos la carretera de los Chorreones y giramos por ella a la izquierda. El tramo de asfalto, en fuerte descenso, nos lleva al cruce del río Segura y a San Cristóbal del Molino. Sin llegar a la Donar, torcemos nuevamente a la izquierda en busca de la aldea de Plañel. Dejando atrás sus casas, abandonamos el GR para ascender por una preciosa senda ascendente en busca de cortijos antaño llenos de vida y hoy abandonados, como el Plañelejo, la Mota y la Tenedica, cuyas ruinas salpican la espesura. Tras el esfuerzo, llegamos al Arroyo del Plañelejo y un corto tramo de ida y vuelta nos permite admirar la bonita Cascada del Torilón.
Un poco más arriba volvemos a enlazar con el GR-66, aunque enseguida las señales siguen hacia Los Prados y nosotros giramos a la derecha buscando Rincón Cavero, donde apreciamos las maravillosas vistas del Calar de la Sima que este cortijo nos ofrece. Solo nos queda un poco más de pista y, tras atravesar la Cuerda de la Melera, un último tramo de senda para entrar en las calles de la pedanía yestera de Arguellite. Volvemos a alojarnos aquí -después de bastantes años sin poder hacerlo- gracias al trabajo y a la amabilidad de sus vecinas.
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