Cuando Carlos Martínez atravesó la puerta del Fight Club Albacete por primera vez en mayo de 2015, nadie presagiaba que su nombre entraría en la historia del boxeo local. La figura de aquel joven de catorce años que rondaba los cien kilogramos era totalmente antagónica a la que lucen los boxeadores antes de cualquier combate. Con gran ilusión y dedicación, Martínez comenzó sus primeros pasos en el boxeo de la mano del reconocido Jesús Coy, aprendiendo el “ABC” del boxeo en pocas semanas. Sus ganas de subir al ring fueron frenadas por el propio Coy, consciente de que el nivel de su alumno no era el adecuado para dar el siguiente paso. Martínez intentó acortar los plazos marcados por su equipo entrenando durante todo el verano en sesiones espartanas de mañana, tarde y noche, imitando las preparaciones que hacía su ídolo Muhammad Ali antes de sus inolvidables peleas con Sonny Liston o Joe Frazier. Su notable pérdida de peso, sumada a su mejora técnica le llevó a entrenar al lado del boxeador Jordi Martínez, quien se convirtió en su espejo durante los entrenamientos. Mientras otros alumnos decidían no continuar por el sacrificio que requiere este deporte, Carlos recibió el visto bueno de su esquina para empezar a hacer sparring, asombrados por su pegada. Pronto se dio cuenta de que todo lo ensayado en las manoplas y el saco no era tan fácil de aplicar con un hombre enfrente, aprendiendo a fajarse con distintos tipos de púgiles. Había superado la prueba de fuego: no sólo poseía una buena técnica, sino que tenía el valor suficiente para subir a un cuadrilátero. Siguiendo los consejos del equipo del Fight Club Albacete, la soñada hora de debutar se acercaba para Martínez. Su extraordinaria progresión obligó a Enrique Roldán a fijar su debut en el 22 de abril, como telonero de la encarnizada batalla que libraron Dani Gómez y Rubén Rodríguez. Los primeros contratiempos surgieron a la hora de encontrar un rival, ya que no fue nada fácil dar con un boxeador de ochenta kilogramos en su categoría con pocas peleas. El elegido fue el madrileño Juan Poblete, medalla en el prestigioso torneo de Béjar. La sensación de sentir el aliento de cerca de ochocientas personas sorprendió al albaceteño, que perdió por puntos en un igualado combate. Dicha derrota no decayó sus ánimos, entrenando con mayor exigencia para estar preparado para su siguiente compromiso. Los días pasaban y no aparecía un nuevo nombre con el que combatir, descartando otros entrenadores la posibilidad de pelear con el albaceteño por las buenas maneras que apuntó en su debut. Su reaparición llegó el 11 de julio en Picanya, combatiendo con el local Yousef En Nazeh. Todo parecía venirse abajo en el primer asalto, donde apenas llegó en un par de ocasiones al rostro de su rival. Su tesón le permitió llegar en pie a la esquina, recibiendo una arenga en el descanso, cambiando de signo el combate como si de una pelea de Rocky Balboa se tratase. Con todo el público en pie, Martínez acumuló otro revés en tierras valencianas, dejando un gran sabor de boca por su brava reacción, pero nuevamente la victoria iba para la esquina contraria. Con una fe ciega en él, Enrique Roldán decidió que sobre su púgil más joven recayese el honor de abrir la velada donde pelearon estrellas de la talla de Thomas Dulorme. Nuevamente la suerte le fue esquiva al del Fight Club Albacete, acumulando su tercera derrota en otro pleito igualado. El excampeón mundial Javier Castillejo, seleccionador de Castilla-La Mancha, presente en primera fila aquel día, visitó el vestuario del albaceteño para darle una tremenda noticia: había sido seleccionado para formar parte de la expedición manchega para los Campeonatos de España. El récord negativo no importó al “Lince de Parla”, quien destacó la gran técnica del albaceteño.
Sin tiempo para descansar, Martínez siguió la preparación que le marcó su equipo para llegar en las mejores condiciones posibles a la cita más importante del año, donde coincidió con otro albaceteño, Carlos Martínez del gimnasio Formas, con el que no le une ningún vínculo familiar, a pesar de compartir nombre y pasión. Consciente de la gran oportunidad, el del Fight Club Albacete aguardó su momento hasta clasificarse para la gran final, dentro de la categoría Junior. Valor añadido para él, ya que tuvo que lidiar con rivales de un año más que él dentro de esta división. Si en otras ocasiones combate le había tocado abrir las veladas, en esta ocasión subió al ring en último lugar para encerrarse con el valenciano Pablo Cerdá. El nombre de Cerdá había sonado en varias ocasiones como rival de Martínez, postergándose esta pelea hasta la gran final. Tras un asalto de máxima igualdad, el albaceteño hizo lo que le había faltado en ocasiones previas: soltar con decisión sus golpes. Sus martilleantes manos llegaron repetidamente al rostro del valenciano, obligando al árbitro a realizarle dos cuentas. La victoria antes del límite no llegó por segundos, ya que tuvo a su rival contra las cuerdas el resto del combate. Como había pronosticado Javier Castillejo, el réferi levantó el brazo de Carlos, proclamándose campeón de España sólo cuatro meses después de su debut. Las caras ilustres que poblaban el ringside, como el excampeón europeo José Luis Navarro, Manuel Planas o Sento Martínez felicitaron al albaceteño. Martínez había hecho historia para el boxeo albaceteño, convirtiéndose en el primer medallista de la ciudad de las navajas en la cita más importante del boxeo nacional, con noventa y dos años de antigüedad. A casi novecientos kilómetros, sus compañeros de entrenamiento estallaban de júbilo al conocer la noticia.
Si anteriormente habíamos nombrado a Rocky Balboa, prosiguiendo con las menciones cinematográficas, Carlos Martínez emuló a Jake LaMotta en Toro Salvaje, no desanimándose al encadenar una serie de resultados negativos. Y es que además de la igualdad de aquellos combates, su palmarés se ha visto reforzado al alzarse con el oro en 66 kg y 75 kg sus dos últimos verdugos. Deportivamente, el albaceteño se acercó a felicitarlos por sus triunfos, recibiendo el saludo recíproco.
El privilegio de tener un campeón nacional es el fruto más valioso que ha recogido el boxeo albaceteño en estos últimos años, donde el esfuerzo que encabeza el Fight Club Albacete ha colocado a nuestra ciudad en el mapa internacional del pugilismo.
En la mente de Carlos Martínez ya reside la idea de revalidar su triunfo el próximo año, motivado por la gran progresión que ha reflejado en tierras gallegas. Si su compromiso con el gimnasio no cesa, como le ocurrió a otros “superdotados” de la naturaleza como Mike Tyson, el del Fight Club Albacete está llamado a escribir una bonita página dentro del boxeo nacional. De momento la Selección Española ya ha tomado buena nota de su nombre para futuras concentraciones.
Fuera de los cuadriláteros, Carlos lleva la vida propia de su edad, alejado de todo tipo de sustancias perniciosas, mentalizado de la importancia de llegar en la mejor forma posible a sus combates. Su otro gran reto durante este año ha sido finalizar la ESO, que al igual que en su faceta deportiva se ha saldado con éxito. Carlos es todo un ejemplo para todos los jóvenes de Albacete, logrando sus metas gracias a su sacrificio y dedicación. Su educación proyecta los buenos valores del deporte, que traslada a su vida diaria en el barrio de La Estrella, donde se ha convertido en todo un ídolo.