La tercera entrega del espacio ‘El Pastoreo en…’ del stand de la Diputación en la Feria 2025 ha tenido como protagonista a El Bonillo, en una cita abierta por el presidente provincial, Santi Cabañero, tomando luego el testigo el vicepresidente, Fran Valera, quien culminó el acto con la entrega de los obsequios institucionales (las réplicas del cuco y del cencerro de los artesanos David Jiménez y Javier Tortosa, respectivamente) a las y los participantes.
Cabañero —antes de marcharse para acompañar al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en su visita a distintos puntos del Recinto— ha reivindicado “la grandeza de la Feria y de una provincia llena de lugares hermosos y potentes como El Bonillo”, recordando con complicidad que “El Bonillo es una nación”. En un día especialmente señalado como este jueves, dedicado a la Discapacidad en la Feria, el presidente ha subrayado que “este stand también es el de la igualdad”, agradeciendo la labor de Aida, intérprete de lengua de signos, su trabajo en la que es ‘la casa’ de la Diputación en la Feria, haciendo accesible a todo el mundo cada cosa que en él sucede”.
En un diálogo inicial sobre cómo ha evolucionado el oficio, Cabañero —“hijo y nieto de pastores”— ha puesto en valor la tecnificación que ha aliviado tareas durísimas “sin sustituir la supervisión insustituible del pastor”, y ha pedido “un aplauso de reconocimiento a todas las mujeres y hombres que se han dedicado, se dedican y se dedicarán al pastoreo”.
El Bonillo: paisaje pastoril, cultura quesera y desarrollo sostenible
Como se ha comentado durante el grueso de la presentación, El Bonillo (en la comarca del Campo de Montiel) es un referente del pastoreo extensivo y la tradición quesera. Con 502,67 km² y en torno a 2.700 habitantes, su término reúne encinares y sabinares, tierras de cultivo, cañadas y lagunas estacionales (navas), atravesado por la Cañada Real de los Serranos, eje histórico de la trashumancia. En este itinerario, la JCCM ha instalado bebederos para mejorar el tránsito ganadero, dignificar el trabajo y favorecer este proceso ecológico.
El municipio celebra anualmente su Feria de Tradiciones y Artesanía, donde se muestran oficios y saberes pastoriles (esquileo, tortas de pastor, trabajos de esparto y utensilios del oficio), propiciando la transmisión intergeneracional de un patrimonio vivo.
Sobre la tradición quesera, destaca por la oveja manchega y la elaboración de Queso Manchego D.O.P. con métodos artesanales: desde Lácteos El Bonillo (la quesera más antigua de la provincia), a Queso Entremiso o Hacienda Guijoso (quesos ecológicos curados en cuevas), con leche cruda que preserva la flora bacteriana y aporta el perfil aromático característico de la zona.
Historias con nombre propio: queso en vivo y memoria de un oficio
Ante un stand lleno, Mari Carmen y Leandro han elaborado queso en directo —desde el cuajado hasta el molde— mientras han compartido vivencias de una vida ligada al ordeño, el pastoreo y la elaboración tradicional. Junto a ellos, el pastor Marcelino Requena ha relatado la dureza y la evolución del trabajo: de los atajillos familiares de 70–100 cabezas y los desplazamientos a pie o en burro, a explotaciones actuales más mecanizadas, con nuevos retos (sanidad animal, falta de relevo generacional).
“El Bonillo es pequeño en población, grande en extensión… y mayor aún en carácter”
Lleno de orgullo, el alcalde, Juan Gil, ha dibujado el retrato de un pueblo que se hizo a sí mismo: servicios “de gran capital” con presión fiscal baja, bosques de sabina de referencia, campo de golf público que democratiza el deporte, y una red de cuidados a las personas mayores que se refuerza con la inversión municipal de 1.600.000 euros en un nuevo Centro de Día con fondos propios. Además, ha recorrido un calendario cultural que mantiene al pueblo en movimiento —Semana Santa, Feria de Tradiciones, el festival Alterna— y miró al futuro con energías renovables (eólica y fotovoltaica) como yacimiento de empleo.
“Reconocimiento, dignidad y valor de mercado para quienes nos alimentan”
En el cierre, el vicepresidente Fran Valera ha agradecido “el amor por su pueblo” del alcalde y la “nostalgia que despiertan” testimonios como el de Marcelino, y ha resumido el propósito de este ciclo: divulgar el oficio, reivindicar condiciones laborales justas, impulsar la modernización de las explotaciones y poner en valor —también en el mercado— unos productos “sin los que nadie podría vivir”. “Hay menos pastores, pero la demanda de cordero, leche y queso no baja; es un oficio que no va a terminar y merece todo nuestro reconocimiento y dignidad”, ha concluido.
Nadie del público se ha marchado sin probar el queso de El Bonillo, recibiendo las y los asistentes una bolsa con una cuña de queso y la pulsera con el mítico ‘El Bonillo es una nación’.


