La madrugada del pasado miércoles un terremoto de 6,2 grados en la escala de Richter devastó varios pueblos del centro de Italia provocando hasta el momento 267 fallecidos, además de cientos de heridos y cuantiosos daños materiales.
En España aún tenemos vivo el recuerdo de Lorca. El 11 de mayo de 2011, la localidad murciana recibió una sacudida de magnitud 5,1 que provocó nueve muertos y 324 heridos. El 80% de las viviendas se vieron afectadas y muchas de ellas acabaron demolidas. El coste de los daños materiales superó los 450 millones de euros.
Además, en febrero de 2015, un terremoto de 5,2 grados en la escala Richter con epicentro en la localidad manchega de Ossa de Montiel volvió a sembrar el pánico en media España. Con estos antecedentes, muchos españoles se hacen hoy una pregunta: ¿está prepara mi casa para aguantar un terremoto?, como lo recoge un artículo del portal especializado en mercado inmolibario Idealista.
Probablemente no. Según los datos del Ministerio de Fomento y del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay más de 13 millones de viviendas con más de 40 años de antigüedad, más de la mitad del total. La gran mayoría de estos hogares se levantó sin adoptar ningún tipo de medidas antisísmicas. Además, cerca de dos millones de inmuebles se encuentra en mal estado de conservación. De hecho, solo en la ciudad de Albacete se estima que hay unas 5.000 viviendas que tienen más de 50 años. Hay datos de las ciudades de más de 25.000 habitantes porque es aquí donde las viviendas de más de medio siglo están obligadas a pasar una inspección técnica, pero en muchos municipios la antigüedad de muchas de sus viviendas es todavía mayor.
Y aunque la primera normativa de cosntrucción sismorresistente data de 1968 (la PGS-1), se trataba de un compendio de recomendaciones que no eran de obligado cumplimiento salvo en el caso de las grandes obras públicas. Hasta que en 1994 no se aprobó la Normativa de Construcción Sismoterrestre NCSE-94, España no contó con una normativa antisísmica moderna.
Zonas de alto riesgo
Actualmente está vigente la NCSE-02, que apunta una serie de reglas de diseño y construcción que tienen como objetivo dotar a los inmuebles de propiedades sismorresistentes acordes con los niveles de intensidad que pueden afectar a la zona en la que se ubican.
La normativa incluye un mapa de peligrosidad sísmica que, expresado en términos de aceleración sísmica básica, define el nivel de intensidad de las sacudidas sísmicas que pueden afectar a cada área. Huelva, Málaga, Granada, Almería, Murcia, Alicante y pequeñas zonas de los Pirineos son las zonas de mayor riesgo. Únicamente los edificios de viviendas situados en estas áreas están obligados a cumplir con la norma.
Por ejemplo, en las zonas donde es obligatoria la aplicación de la NCSE-02 se impide que se realicen nuevas construcciones destinadas a vivienda o a uso público cuya estructura sea de mampostería en seco, adobe o tapial, ya que la experiencia ha demostrado su alta vulnerabilidad ante terremotos de magnitud media y alta.
Además, también se obliga al cumplimiento estricto de la norma en edificios cuya destrucción por el terremoto, pueda interrumpir un servicio imprescindible o dar lugar a efectos catastróficos, con independencia del lugar en el que estén ubicados. En este grupo se incluyen hospitales, instalaciones de comunicaciones, cuarteles de bomberos, policía y fuerzas armadas o las redes de agua, gas y combustibles.
Según ha repetido el Colegio de Arquitectos de Madrid en varias ocasiones, la actual normativa sísmica española es “muy estricta”. Aseguran que “si se construye siguiendo fielmente la normativa, las casas aguantan mucho más de lo previsto porque, a la hora de realizar los cálculos, los arquitectos aplicamos unos coeficientes altísimos para que resistan mucho más”.
Sin embargo, el ingeniero alemán Lutz Hermanns, investigador del Centro de Modelado en Ingeniería Mecánica (CEMIM), denunció que en España no se ha cumplido la normativa antisísmica en construcciones recientes durante su participación en los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Se prevé que la Normativa de Construcción Sismoterrestre NCSE-02 sea sustituida por el más exhaustivo Eurocódigo 8, una norma europea redactada por el Comité Europeo de Normalización (CEN) que pretende unificar los criterios a lo largo y ancho del continente.
Hermanns afirma que, mientras países como Irlanda o Alemania ya han adoptado el Eurocódigo, España sigue rigiéndose por su propia normativa y denuncia que “si uno mira lo que se ha construido desde hace cinco años y coge la normativa vigente se da cuenta de que muchas cosas no se cumplen, y no pasa nada”.