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OJO PABLO, QUE EN TODOS SITIOS LOS SITIOS CUECEN HABAS

Alguien escribió alguna vez que el refranero español es muy sabio, y no seré yo quien le quite la razón. Hay veces en las que hay que ser más humildes y no olvidar que hay que tener cuidado cuando se critique a los demás, pues nosotros mismos pudiéramos cometer las mismas faltas o incluso muchas más. Y esto es lo que viene a decir el título.

Muchos y muchas de los que hace poco tiempo inundaron las redes sociales con comentarios de todo tipo sobre los problemas internos del Partido Socialista, quizás, solo quizás, ahora estén mordiéndose las uñas viendo lo que está ocurriendo en Podemos, y eso que solo han anunciado la convocatoria de su segundo Vistalegre, que cuando se celebre…

Los dos máximos dirigentes podemitas andan a la greña soterrada vía epistolar, uno diciéndole al otro que no se ponga frente a él, sino junto a él y el otro contestándole que sí, que el camino es mejor hacerlo juntos, y todo esto sin dejar de mirar por encima del hombro, porque uno no sabe nunca por donde vienen las puñaladas de los compañeros de partido. Pero mejor que yo esto se lo pueden contar sus compañeros de partido José Manuel López y Ramón Espinar, enfrascados en una guerra fratricida por el control de Madrid. Hay que reconocer que a estrategia electoral, ya sea interna o externa, es difícil ganarles a Iglesias y su muchachada. No en vano, se han de dedicado a teorizar sobre ello durante muchos años e impartido docencia universitaria sobre el tema.

Ayer mismo, Pablo Iglesias lanzó un vídeo que más parecía el chupinazo de salida de la carrera interna para liderar todos los pequeños Podemos que se integran en el Podemos grande. En ese vídeo, como no, Pablo Manuel se presenta, ceño fruncido incluido, como el secretario general idóneo para garantizar la unidad interna que tanto reclama a los demás y que tanto le está costando mantener dentro de sus filas, si es que la ha conseguido alguna vez.

Un vídeo en el que a continuación también aparecían destacados líderes y barones regionales podemitas, dando así su espaldarazo más o menos evidente a la candidatura de Iglesias, frente a la de su posible competidor, Iñigo Errejón, que tendrá que apelar a las bases si quiere salir vivo de eta y no quedarse para vestir santos.

Las estrategias de ambos son distintas aunque persigan un mismo fin, y simplificando mucho el asunto, quizás demasiado, pudiera ser que nos encontremos ante el mismo dilema por el que ya han pasado muchos de los partidos políticos a los que tanto han criticado, y no es otro que “las minorías quieren pasar a ser mayorías, y las mayorías no quieren dejar de serlo”. A fin de cuentas todos somos personas y nadie le gusta perder.

Podemos se ha ganado con justicia una importante representación parlamentaria, porque así lo han querido cinco millones de españoles y españolas y me da en la nariz que un nutrido grupo de ellos y ellas no saben que hacer con esta representación. No por nada, sino porque se encuentran más cómodos sentados en el suelo teorizando sobre sus cosas o acompañando en sus reivindicaciones a tal o cual colectivo, que sentados en sus escaños trabajando en el Parlamento, un trabajo parlamentario donde la teoría queda en un segundo plano ante la cruda realidad del quehacer diario y sus plazos.

A las primeras de cambio se han quedado fuera de la discusión sobre la subida del Salario Mínimo Interprofesional por desidia o por desgana, yo no lo se, y eso es preocupante, no en vano son la tercera fuerza política del parlamento.

Y así andan, en sus cosas, unos, los “errejonistas”, defendiendo un partido anfibio que pueda estar en la calle y en las instituciones, que seduzca a los que protestan, pero también a los que trabajan, a los que no van a manifestaciones, a los que no quieren a Rajoy, pero quieren, sobre todo, certezas, y frente a ellos o junto a ellos, los “pablistas”, que sostienen que se equivocaron cuando se disfrazaron de moderados, que deben virar el rumbo para decir la verdad sin complejos, como si esa verdad solo se pudiera decir desde la protesta y no desde el razonamiento.

«Un pie en las instituciones y el resto del cuerpo en la calle», suele repetir Pablo Manuel con insistencia. Incluso ha desdeñado el trabajo parlamentario. «Los diputados que no muerden» o «diputados con sonrisas arrogantes» son algunas expresiones para referirse a un Parlamento que, admiten él y algunos de los suyos, pero de los suyos, suyos, se les ha «indigestado».

Y mientras que Podemos y el PSOE andan sumidos con desigual profundidad y complejidad en solventar sus problemas internos, el PP, por boca del ministro de Fomento, anuncia que el Estado se hará cargo de las autopistas de peaje en situación de quiebra y que ya veremos en su momento la forma de explotarlas.

Y en esta última frase es donde radica el quid del asunto, o al menos eso es lo que yo pienso, porque una cosa es que el Estado las explote directamente, mediante un contrato de prestación de servicios, y otra muy diferente es que alguien ande pensando en una concesión de servicio público y veremos en que condiciones.

Si la gente de Podemos es experta en marketing electoral, al Partido Popular se le da de maravilla manipular la opinión pública a su antojo, y al igual que hoy aparecen como salvadores de las autopistas de peaje en quiebra y garantizan la continuidad del servicio, quien nos dice que mañana no vuelven a salir para decir que se las volverán a entregar a la iniciativa privada, para su posterior explotación, una vez conveniadas y mejoradas las condiciones de financiación con los bancos, y ejemplos hay para dar, tomar y regalar, ¿O es que hemos olvidado ya el rescate a la banca del que solo hemos recuperado un 5%?