Al Partido Popular le está costando lo suyo entrar de lleno en el siglo XXI, y eso que ya llevamos diecisiete años de siglo. Y no me refiero a que Rajoy & cia. no utilicen las redes sociales como síntoma de modernidad para comunicarse con la sufrida ciudadanía, que a eso sí que llegan, sobre todo para desdecirse por la noche de lo dicho por la mañana, y sino que se lo pregunten a la flamante ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, que primero dijo que su Ministerio estaba estudiando la posibilidad de incrementar el copago farmacéutico a los jubilados con mayores ingresos, a partir de un límite que dejó sin precisar, y a las pocas horas, ante el revuelo levantado, tuvo que recurrir a twitter para decir que ”no es cierto que se vaya a subir el copago farmacéutico a los pensionistas con ingresos de más de 18.000 euros”, sin hacer más precisiones, en un claro ejemplo de “donde dije digo, digo Diego”.
Yo a lo que me estoy refiriendo es a la escasa, por no decir nula posibilidad que van a tener los militantes populares de elegir de forma directa a su presidente. La propuesta ha partido de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y han sido los mandamases regionales los que han encabezado el coro de reacciones en contra, por lo que visto lo visto y escuchado lo escuchado poco recorrido le auguro a la propuesta de elegir mediante primarias a su jefe supremo.
Una palabra, primarias, que produce una especie de reacción alérgica entre los y las componentes de la cúpula directiva del Partido Popular. Igual es porque han pensado que si se empieza por elegir al presidente nacional mediante el voto directo de la militancia, quien se va a atrever a negar tal posibilidad cuando toque elegir a los responsables regionales, por lo que a mí no me ha extrañado que los primeros que han puesto en tela de juicio la propuesta hayan sido los jefes regionales de Galicia, Castilla y León, Andalucía, País Vasco o Cataluña entre otros, que incluso se han atrevido a decir que “copiar lo que funciona mal no es buen planteamiento”, enterrando la propuesta antes incluso de nacer.
Pero como no pueden aparecer como si todavía vivieran en las cavernas, y que en lugar de elegir al presidente nacional del partido que sostiene al Gobierno fueran a elegir al jefe del Clan del Oso Cavernario, el vicesecretario general de Organización del PP, Fernando Martínez Maillo, se ha sacado de la manga una propuesta, que dice, da satisfacción a lo que la mayoría de los militantes vienen reclamando dese hace meses, y que es profundamente democrática, apostilla el vasco Alejandro Alonso, faltaría más.
El refrito planteado por Maillo consiste en que serán los militantes quienes elijan en primera vuelta a quien estimen conveniente, pero que serán los compromisarios los que decidirán, con su voto en una segunda vuelta ya en el Congreso, quien será el nuevo (sí es que se puede decir que Rajoy será nuevo) presidente nacional del PP. Vamos, por decirlo de alguna manera, la selección previa la harán los militantes, pero la decisión final la tomarán los compromisarios, como siempre, aunque solo sea por aquello de que es mucho más fácil controlar a los compromisarios que asisten al Congreso que a la militancia que ejerce su derecho al voto, quiero suponer, que de forma secreta, directa y libre, y tanto descontrol y libertad en un partido como el Popular, no sé yo…
Mucho me temo que estamos ante una nueva edición de aquello que el Partido Popular hace tan bien, disfrazar la realidad; porque la realidad seguirá siendo que Rajoy volverá a ser elegido presidente nacional del PP por los compromisarios que asistirán al Congreso debidamente aleccionados, bajo el disfraz de unas elecciones primarias, que si acaso y en el mejor de los casos, solo servirán para descartar a dos candidatos o candidatas mundialmente conocidos en su casa a la hora de comer. Vamos, que menudo paripé ha montado el sr. Maillo.
Como paripé fue que el Alcalde de Albacete aceptase sin pestañear una de las propuestas que le puso encima de la mesa el partido del ciudadano Rivera para permitirle empuñar el bastón de mando municipal, por la que se comprometía a impulsar la elección, mediante primarias, de los dirigentes de su partido. Y mantengo que éste fue un paripé en toda regla, porque no me veo al militante Javier Cuenca haciéndole la contra al portavoz del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes de Castilla-La Mancha, Francisco Cañizares, que ha defendido que el actual sistema basado en la elección de compromisarios es un sistema democrático que garantiza que los militantes tenga un voto.
Claro, que tampoco hay que extrañarse, hacer el paripé es una de las aficiones favoritas del alcalde de Albacete, tal y como ha denunciado el Grupo Municipal Socialista en días pasados, sobre su falta de compromiso, en esta ocasión para ejecutar el total del programa de inversiones a las que se comprometió con la aprobación del Presupuesto del año anterior, y es que ya llueve sobre mojado en demasiadas ocasiones.
Veremos en qué termina todo esto, pero creo que los militantes populares que no sean compromisarios, tendrán que conformarse con ver por televisión como se elige a su presidente nacional y nosotros, la ciudadanía albaceteña, tendremos que seguir viendo como nuestro alcalde sigue escurriendo el bulto cada vez que tiene que hacer algo que no le gusta. Como tampoco le gusta perder al Alba. La última victoria ha sido a costa del Zamudio y nos permite seguir encabezando la tabla clasificatoria con una cómoda ventaja sobre el segundo. Que siga la racha de unos y que se corte la de otros, por favor.