Los habitantes del asentamiento por el camino de La Pulgosa, junto al Campus y frente al Jardín Botánico, donde anoche se declaraba un aparatoso incendio, trataban de recobrar esta mañana su normalidad. Todavía con el humo e incluso alguna llama que dejaban muestras de la magnitud del suceso, hombres, mujeres, jóvenes y hasta niños se afanaban en retirar los restos de los pocos enseres que tenían y que han sobrevivido al siniestro.
Uno de sus habitantes nos decía que «se nos ha quemado todo» y otra mujer que «nos hemos quedado sin ropa ni colchones». «Todo, todo, todo», insistía el hombre, incluso nos pedía que transmitiéramos al Ayuntamiento que les ayudaran con una pala para limpiar la zona porque para ellos era imposible.
La zona era un ir y venir de personas, también inmigrantes, que acudían a pie o en bici para ver si podían hacer algo.
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