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¿EXISTE EL ALCALDE DE ALBACETE?

Me cuentan que el genial Iker Jiménez está preparando un programa especial de Cuarto Milenio, en el que tiene previsto analizar al detalle un hecho paranormal que tiene en ascuas a toda la comunidad científica. La pregunta que se hacen los tripulantes de la Nave del Misterio no es otra que saber si existe realmente el alcalde de Albacete o si, por el contrario, su escasa presencia en todos los ámbitos se debe a que vivimos en una realidad virtual, más propia del mundo que idearon las hermanas Wachowski en “Matrix”, que de la capital más importante de toda Castilla-La Mancha.

La sensación que tienen muchos y muchas trabajadores municipales, y así la transmiten sin necesidad de preguntar mucho, es la de total ausencia del alcalde, tan hierático él. De hecho, cuentan que sino fuera por los plenos ni siquiera lo verían por la Casa Consistorial el último jueves de cada mes y más ahora, que con la Administración Electrónica nuestro primer edil puede firmar todo lo firmable desde su casa, desde el coche o desde donde quiera que pase el día.

No es que yo lo eche en falta, que no, que tampoco es eso, pero sí que existen algunas personas a las que les extraña, y mucho, que no haya estado presente en diversos actos sociales que se han celebrado en nuestra ciudad de especial relevancia para las asociaciones que los organizaban y que me consta esperaban su asistencia. Porque lo de visitar las pedanías, por poner solo un ejemplo, mejor ni hablar, en esto nuestro “munícipe por antonomasia” que coreaban labradores, niños y gentes del pueblo en general en “Amanece que no es poco”, ha tenido arrancada de caballo y parada de burro, que dice el refranero popular, porque si hace un par de años no salía de ellas, ahora, con el paso del tiempo y la falta de costumbre, hasta me temo se le ha olvidado cuántas son, y no digamos dónde están.

Cualquier observador avispado se habrá dado cuenta sin necesidad de mucho esfuerzo, que la silla del alcalde siempre se encuentra vacía cuando se trata de estar presente en un acto organizado por el Gobierno regional, con el que parece no querer juntarse, no sea que se le pegue algo. Igual es que es de los que piensan que los rojeras cuanto más lejos mejor.

Iker Jiménez deberá consultar su inefable bola de cristal para dar con la figura real del sr. alcalde, porque si tiramos de la “maldita hemeroteca” al mejor estilo Ana Pastor, solo lo podemos ver en las últimas semanas entrevistándose con sus correligionarios de Partido, léase el recientemente nombrado subdelegado del Gobierno, la también recientemente nombrada ministra de Defensa y poco más, bueno también se le ha podido ver llorando por las esquinas, no sea que la única valedora que le queda pierda poder de influencia para poner y quitar cargos en el PP.

Y como no hace falta nombrarla, porque has acertado de pleno y sabes que la persona a la que me estoy refiriendo es aquella que, entre otros atributos, tiene el don de la ubicuidad, ya que lo mismo está visitando a las tropas españolas en Gabón que presidiendo una reunión de la Ejecutiva Regional del Partido Popular en Castilla-La Mancha o dando un rueda de prensa en Génova 13 para aclarar, de una vez por todas, por qué el término finiquito en diferido no está explicado de forma conveniente y convincente en la Wikipedia.

Si la sensación que se tiene en plaza del Ayuntamiento es de ausencia, si se salta a la torera efemérides importantes para el entramado social de la ciudad, si por las pedanías tampoco se deja ver y por la Calle del Muelle va lo justo, la pregunta es obvia: ¿A qué dedica el tiempo libre? que cantaba Perales, porque lo de volver a dar clases en su academia clandestina lo descarto de antemano, no lo veo yo brincando ninguna valla de ningún colegio.

Lo llamativo es que conforme ha pasado el tiempo su presencia en medios ha ido disminuyendo de forma tan alarmante que ya ni siquiera inaugura un paso de peatones cada la semana y no se hace fotos al pié de cualquier zanja que se abra en la ciudad, pero lo peor no es eso, lo peor de todo es que me cuentan que tampoco hay cola frente a la puerta de su despacho, termómetro inequívoco de la actividad de un buen alcalde o alcaldesa de nuestra ciudad, porque cuanto más polvo se acumule en los sofás menos votos habrá en las urnas el día de las Elecciones, porque ahí la teoría de los vasos comunicantes nunca falla.

Sinceramente, no sí si tenemos un alcalde que ha dado con la fórmula de la invisibilidad o que le gusta hacerse el invisible para que pase el tiempo con el menor coste político posible, y a este paso, de tanto jugar al escondite, no va a tener en su cuerpo ni un mísero rasguño que exhibir en sus comités ejecutivos cuando llegue la hora de renovar cargos y votos. A fin de cuentas experiencia tiene en eso de escurrir el bulto, es lo que hizo durante los cuatro años en los que ocupó la Delegación del Gobierno Regional en Albacete, hacerse el sueco o el suizo, que eso de jugar a ser neutral tampoco deja moratones.

A mi me han enseñado que un buen alcalde o alcaldesa está siempre al pié del cañón, que si tiene que contradecir a su partido, lo contradice, y que siempre, pero siempre, está en el ojo del huracán, no en vano es el responsable de que la ciudad funcione como debe funcionar y de que los ciudadanos vivamos lo mejor posible, que aunque sea mucho pedir es a lo que hay que aspirar, pero claro, cuanto tenemos al frente del timón al paradigma del hombre gris la teoría anterior se va al garete y lo que aparece es el alcalde ausente, el alcalde que delega lo indelegable y el alcalde incompetente.

Quien ocupa un cargo público de tal relevancia tiene todo el derecho del mundo a equivocarse al tomar alguna decisión en su acción de gobierno, pero no tiene derecho alguno a pasar de puntillas por la Alcaldía, a ser invisible, a jugar al fallo como los malos delanteros y a elegir siempre el personaje de D. Tancredo, cuando toca bajar a la arena.

Avisados estamos, como también lo estaba el Sestao y perdió en casa con el Alba. No digo más.