Suena el móvil. Solo un tono. Sin tiempo a coger la llamada. Es un número largo, con prefijo de un país extranjero. Así queda identificado en el registro del teléfono. Si el receptor decide devolver esa llamada será víctima de un timo, de una estafa, porque el número al que llama tiene asignada una tarificación especial y además probablemente le conteste una máquina para intentar prolongar el timo el máximo tiempo posible. Cuantos más minutos, más estafa y más euros perdidos por la víctima.
Vuelve la amenaza telefónica de la llamada perdida y se suma a otro tipo de engaños detectados en los últimos tiempos, casi todos dirigidos desde el extranjero. Una amenaza que preocupa por la facilidad con la que actúan los timadores y por las dificultades que la policía tiene para identificarlos y localizarlos en países de fuera de la Unión Europea y que se está volviendo a dar, como nos han indicado varios lectores.
En el caso de la estafa de las llamadas perdidas, la mayoría de los números proceden de Albania, Bosnia o Túnez, con prefijos internacionales en todos los casos.