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El fútbol hace justicia “in extremis”

“Me da igual el resultado, lo que me importa es el juego”. No sé si fueron esas las palabras exactas de Ramis al llegar al vestuario, pero la frase es habitual entre los técnicos. Según se acercaba el final del partido, parecía injusto que el Albacete se tuviese que volver de los Fondos de Segura sin puntos. Al final, Febas puso la rúbrica a una actuación coral notable y a una, la suya, sobresaliente.

El Alba juega al fútbol y eso, en la segunda jornada, es cuanto menos esperanzador. Con Erice y Febas, escoba y cogedor. El primero barre y el segundo recoge. El 6 roba con garbo y el 8 la mueve con empaque. Pese a su juventud, el ilerdense amenaza, si no lo ha hecho ya, con erigirse jugador franquicia de Ramis. Por la derecha, Tejero con el 23. Sin F. El exmadridista no tiene pulmones, tiene el Central Park en el pecho. O el Abelardo Sánchez, para los más desubicados. Antes de que recuperasen sus compañeros, él ya estaba con la moto en quinta pidiéndola en banda.

La sobriedad de Susaeta aportó elegancia en varias partes del campo, pese a algún error. De Zozulya poco voy a descubrir. Un todoterreno, bajó a recibir cuando no le llegaban balones y bregó como el que más. Y, por si fuera poco, de vez en cuando saca la bisutería el ucraniano. A su lado Rey Manaj, más estático, pero todo talento. Valiente Ramis alineándolos juntos.

La única réplica insular, arriba. La de un ex, Rubén Castro, que algún día saldrá al campo con el bastón y seguirá sumando. Con una ecuación básica: la sencillez. Sin alharacas, el canario es un economista del fútbol, de ahí su longevidad. A él y solo a él le deben el punto en Gran Canaria.

El Alba debe volver muy motivado de las islas. Buen juego, tensión competitiva y ganas de dar guerra. Si hay una salida en toda la temporada en la que perder no es un fracaso es esta. Volviendo con un punto, se puede hablar casi de una victoria. El Alba puso el fútbol y dejó una imagen de madurez y de equipo sólido. Qué empiece septiembre y qué venga el Córdoba.

Julio Martínez Romero