
La subida de la temperatura 1,4 grados en Castilla-La Mancha desde 1981, que se eleva a casi 2 grados en Cuenca; la prolongación del verano siete días por década, y el aumento de alergias debido a la generación de pólenes «mas agresivos» son efectos del cambio climático en el medio rural castellanomanchego. Por provincias, la temperatura media ha subido en los últimos 36 años una media de 1,55 grados en Albacete, 1,3 grados en Ciudad Real y 1,26 grados en Toledo y Guadalajara, a lo que se suma que el verano se ha alargado siete días por década en los treinta últimos años y es cada vez más seco y con temperaturas más extremas.
Así lo ha detallado hoy el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, al presentar el informe sobre los efectos constatados y la percepción del cambio climático en la comunidad autónoma, en el que han participado 70 autores y que ha elaborado la Viceconsejería de Medio Ambiente y, en concreto, la Oficina del Cambio Climático.
El informe afronta el cambio climático desde distintas perspectivas, como los recursos hídricos, el medio natural, las cuestiones climáticas y socioeconómicas, la salud humana y animal o la percepción que tiene la sociedad castellanomanchega de la situación.
Ha considerado «alarmante» la subida de las temperaturas que se observa en las floraciones más tempranas, el cambio en los ecosistemas, el aumento de enfermedades o un mayor estrés para los bosques que, de esta forma, son «más vulnerables» a los incendios forestales.
