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Lo que son las cosas, cómo el Partido Popular siga así, estoy dispuesto a barajar seriamente la posibilidad de liarme la manta a la cabeza y cambiar de partido. Me veo con el carné azul, gaviota incluida, y, además, de paso, me ahorraré unos cuentos euros al cabo del año, que militar allí es mucho más barato. Y es que visto lo visto y escuchado lo escuchado en estos días, estoy convencido de que ese partido esta repleto de gente con una guasa que no la puede aguantar ni el mismísimo Joaquín, ¿el del Betis?, sí, el mismo. Hay que ver con qué arte, con qué gracia, con qué donaire, con qué socarronería fina, los dirigentes populares intentan cachondearse de todos nosotros, y además, sin despeinarse, ni inmutarse lo más mínimo.
Los mismos que hasta hace relativamente poco tiempo, defendían a capa y espada la inocencia de una Ministra de Sanidad del gobierno de Rajoy, que no fue nunca capaz de dar una explicación mínimamente convincente, de porqué había aparecido de la noche a la mañana un flamante Jaguar en el garaje de su casa, o sobre quién pagaba la cuenta de los payasos que amenizaban los cumples de su prole, por no hablar de la persona que se hizo cargo de sus viajes a Eusodisney, ahora se rasgan las vestiduras, eso sí, con la boca pequeña, porque el Presidente Sánchez, no entrecomilló como mandan los cánones universitarios, las referencias a otros autores que figuran en su tesis doctoral. Manda huevos, que diría el nefasto ministro del Yak-42.
Aquellos que salieron, ordenadamente pero en tromba, a defender a Cristina Cifuentes y a su nunca redactado trabajo de fin de carrera, poniendo el grito en el cielo porque se quería enturbiar el buen nombre de la Universidad Rey Juan Carlos y el de su Instituto de Derecho Público, ahora exigen que el Presidente Sánchez publique en abierto su tesis doctoral para poder escudriñarla y buscar con lupa alguna falta de ortografía con la que afearle el trabajo y retarlo a duelo, verbal, en la plaza pública, que ya es tener ganas de machacarse el fin de semana leyendo, acotando y subrayando semejante tocho.
Y es que esta gente tiene más retranca que Chiquito de la Calzada, ya que con una mano exigen a Pedro Sánchez todo tipo de explicaciones con luz y taquígrafos, mientras que con la otra, su nuevo jefe, Pablo Casado, sigue enrocado en ocultar los cuatro trabajos que le permitieron aprobar ese máster, al que parece que asistió poco menos que con cuentagotas, además de asegurar, que solo se los entregará al juez, sí que este se lo pide. Faltaría más, artista.
Y en esas estábamos, con la titulitis a cuentas para arriba y para abajo, mientras que el Pleno del Congreso de los Diputados, daba el visto bueno al Decreto que permitirá exhumar la momia del dictador Franco del Valle de lo Caídos, para trasladarla donde la familia disponga, eso sí, con las abstenciones del Partido Popular y de Ciudadanos. Vamos, como dios manda.
Y es que el jefe de los populares es capaz de redactar un escrito dirigido al juez que lleva su caso en el Tribunal Supremo proclamando su inocencia a lo largo y ancho de veintiocho folios, y al mismo tiempo, mantener ese rancio conservadurismo que huele a naftalina que tira para atrás, absteniéndose en el asunto de la momia, y, de paso, “de la democracia y de la dignidad”, como les recordó la Vicepresidenta Calvo en el debate parlamentario. (Observa, querido lector, que he puesto comillas y cursiva, no sea que alguien me acuse de plagio y me devuelva a los corrales esta redacción).
De este envidiable y simpático grupo de gente parrandera que forman los populares, se puede uno esperar cualquier cosa, como por ejemplo que elijan presidente regional a Paco Núñez bis, que no me negarás que también tiene su aquel, pero lo del pimpollo Rivera, al decir de José María Izquierdo, es ya de traca. Lo que habrá que hacer para seguir en el candelabro y no morir en el intento. Y es que, el que dijo haber venido para cambiarlo todo, pero que con su hacer no permite que nada cambie, tiene un ataque de invisibilidad de padre y muy señor mio, y no se la ha ocurrido otra cosa que sacarse de la chistera el cuento de la tesis, para robarle cinco minutos de protagonismo en las teles al resto de lideres políticos y que se le vea, aunque sea haciendo el ridículo. Porque no me negarás que no es ridículo sembrar sospechas, de que en 2011 se plagiaron textos de un libro que no se publicaría hasta un año después, o insistir en que el presidente Sánchez tiene que dar explicaciones en sede parlamentaria, sobre algo que ya se puede consultar libremente en internet.
A los de Ribera poco les importa que un medio de comunicación tan serio y contrastado como El País, haya concluido, en un extenso y detallado artículo, que la tesis de Pedro Sánchez no contiene plagios, después de pasarla por el escrutinio de tres programas anticopia, a saber, Viper, Turnitin y PlagScam, o que la propia Universidad confirme la normalidad del trabajo. ¿Que será lo próximo?, que se utilizó para la encuadernación pieles de animales y así poder acusar al presidente de maltrato animal. La imaginación, como la mala leche, no tiene límites en algunas personas.
Los joviales, dicharacheros y bromistas dirigentes del Partido Popular, no han dudado en emplear su peculiar embudo para tratar este bluf, mucho más propio de la canícula y de la falta de noticias, que del comienzo del curso político. Y así, entre bromas, risas, chanzas y chirigotas, exigen a los demás que hagan lo que ellos no están dispuestos ni a pensar, que hay pensamientos que los carga el diablo, oiga usted. De tal forma, que la boca ancha se la adjudican al presidente de su partido, mientras que la parte estrecha se la reservan para el presidente del gobierno de todos, mientras son jaleados por la caverna mediática, que no soporta ver a un presidente del gobierno de España, aprobando Decretos que posibilitarán que los restos del dictador no reposen junto a los miles de represaliados por su dictadura, corrigiendo, cuarenta años después, esa anomalía histórica de la que todos hablan, pero que solo unos cuantos se han atrevido a corregir, y entre los que no se encuentran ni Casado ni Ribera, tan modernos ellos, mire usted.
La derecha siempre será la derecha, ya sea la tradicional, la de siempre, o la moderna, por mucho que sus lideres sean dos tipos guapetones y resultones con buena labia, pero con un discurso tan anticuado como la momia del dictador.