Curiosa, sin duda, la historia de Miguel Ángel Martín, un joven madrileño que desde adolescente se hizo del Alba porque para probar el coche nuevo de su padre acabaron, casi por casualidad, en el Carlos Belmonte. Se enamoró del equipo manchego y desde 2004 es abonado del mismo y viene al estadio siempre que puede.
En una entrevista con MasqueAlba, Miguel Ángel recuerda que él es madrileño y su padre también. Era el año 1994 y su padre, que es aficionado del Real Madrid, quería probar el coche que acababa de comprar. Para decidir destino, «abrió el periódico y vio que el Madrid jugaba en el Carlos Belmonte … así que allí que fuimos», recuerda el joven que ya no olvidaría esa excursión de mayo de 1994.
Recuerda que «empezó marcando el Alba -creo que con un golazo de Menéndez-, aunque el Madrid le dio la vuelta y acabó ganando el partido por 1-4, si recuerdo bien».
«Yo era un adolescente, había ido de niño al Bernabéu pero creo que ese partido en el Belmonte fue de los primeros que vi en Primera División siendo ya algo más mayor» y, con una sonrisa, narra como «teóricamente yo había ido a animar al Real Madrid, pero me enamoré del Alba a primera vista».
«Recuerdo salir del estadio y decirle a mi padre: Papá, yo creo que soy del Albacete. Él me miró con la típica cara de «ya se le pasará» … pero, hasta la fecha…».
No se le pasó ni se le ha pasado y Miguel Ángel viene al Belmonte siempre que puede.
Recuerda que «a partir de ese día, empecé a seguir al Alba por la radio, oyendo Carrusel Deportivo, y cuando jugaba en Madrid intentaba verlo».
Además, en cuanto que tuvo opción, al tener él permiso de conducir y su propio coche, vino a Albacete para ver a su equipo.
Comenta que «me aboné en 2004 y desde entonces he venido siempre que he podido. Ha habido temporadas que he venido prácticamente a todos los partidos y otras, como en las últimas (por motivos laborales estoy entre Tenerife y Madrid) en las que menos».
También detalla que ha viajado a ver al Alba a lugares como Zaragoza, Soria o Salamanca, aunque se queda con sus viajes al Belmonte.
En todos estos años, y como un aficionado del Alba más, ha reído, ha llorado y ha sufrido con su equipo.
«Ha habido muchos momentos de todo tipo con el Alba, uno de los peores el descenso contra el Salamanca, los descensos al pozo de la 2-B, pero también grandes momentos como los ascensos , la eliminación de Copa al Atlético de Madrid , goles en el último suspiro (como uno de Hidalgo al Salamanca, el de Simeon al Levante)», enumera.
Sobre cómo ve esta temporada y se espera celebrar el ascenso a Primera destaca que «ponernos líderes, ya sólo por eso vale la pena. Estoy orgulloso del Alba porque aún siendo un club para algunos pequeño, es muy grande por los valores que representa: humildad , trabajo, persistencia, respeto y deportividad».
«Creo que en eso estamos muy por encima de muchísimos clubes de la LFP, por eso creo que la gente de Albacete debería valorar más aún tener un equipo como el Alba en la ciudad, es una gran marca para todos los albaceteños», destaca.
E indica que «confío mucho en la plantilla que tenemos este año y en la propiedad actual del club, que ha dado un giro de 180 grados a la entidad. El ascenso sería una gran alegría, aunque la tranquilidad de saber que ya no vamos a bajar … eso vale muchísimo».
«Tenemos muchas posibilidades de estar en lo más alto a final de temporada, pero hay que pedirle al colectivo arbitral que tenga más equidad, la ilusión que tenemos tiene que ser respetada, no podemos ser siempre la Cenicienta que paga los deméritos de los demás», advierte también.
Y, por cierto, no se crean que sólo él se ha vuelto del Alba hasta la médula, apunta que «mi familia está completamente ‘albacetizada’, todos han visitado el Carlos Belmonte en alguna ocasión, al igual que muchos de mis amigos, incluso algunos de fuera de Eapaña: hay bufandas del Alba en lugares tan dispares como Austria, EEUU, Eslovenia, etcétera».
Sin duda, una gran historia de las muchas que encierra el escudo del Alba.
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