Es portada en todos los medios nacionales: el científico hellinero Juan Carlos Izpisúa ha dado un paso más hacia el futuro que imagina: la creación de miles de embriones humanos artificiales en el laboratorio para investigar en ellos la toxicidad de nuevos medicamentos o los efectos de mutaciones genéticas generadas previamente.
El equipo de Izpisúa, del Instituto Salk de EE UU, ha logrado coger una célula de la oreja de un ratón, reprogramarla y crear a partir de ella una pelota de 100 células similar al desarrollo embrionario que en condiciones normales conduce al nacimiento de un animal. Es, según relata, el “embrión artificial” más avanzado conseguido hasta la fecha.
Considera que esta estrategia servirá para entender mejor el inicio de la vida. “El desarrollo de estas técnicas para obtener estructuras similares a embriones podría evitar la necesidad de destruir embriones naturales para modelar enfermedades, descubrir fármacos y caminar hacia la medicina personalizada”, pone de relieve, como detalla El País.
En la nueva investigación, que se ha publicado este jueves en la revista especializada Cell, ha participado también la bióloga Estrella Núñez, vicerrectora de la Universidad Católica de Murcia, la entidad que ha financiado parte de los experimentos y en la que también trabaja Izpisúa.
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