Son las siete de la tarde y el hombre sin hogar que se ha habilitado una ‘habitación’ en la entrada a una antigua entidad bancaria junto a la punta del Parque Abelardo Sánchez acaba de regresar al espacio que ha convertido en su casa. Sin perder el buen humor, atiende a MasqueAlba para contarnos la historia que le ha llevado a ‘vivir’ aquí desde su Rumanía natal.
Sobre el suelo tiene el colchón, con mantas y edredón incluido -hasta con espejo como cabecero- que ha conseguido gracias a la ayuda de los vecinos. Incluso cuenta con una mesita sobre la que bromea con que «solamente me falta un ordenador» y entre la que, paradojas de la vida, puede verse una taza de leche de la famosa marca Mr. Wonderful que lanza mensajes positivos.
Reconoce que en estos días más de una vez la Policía Local se ha acercado hasta aquí para ofrecerle acompañarle a alguno de los recursos que el Ayuntamiento de la ciudad ha habilitado frente al temporal de frío y nieve, para que ninguna persona sin hogar tuviera que dormir en la calle. Pero no ha querido moverse «de mi casa». Además, agradece el apoyo que encuentra entre los vecinos «hay quien me ha ofrecido hasta una estufa» y «me acercan agua y comida, los vecinos y también voluntarios de Cruz Roja, pero no me quiero mover de aquí».
En el portal siguiente, entre unos cartones hay una manta y relata que es de un sin techo que llegó a este punto de la ciudad hace alrededor de una semana, a quien acogió alguna noche pero que después «le dije que tenía que buscarse otro lugar». Detalla que esa otra persona tenía algún problema con el consumo de sustancias adictivas y que «yo no quería líos, yo no me meto nada y aquí estoy bien solo y así».
Mientras conversamos con él, y pese a que este mismo lunes la Junta advertía de que hay evitar la movilidad y quedarse más en casa frente al Covid, el centro de Albacete es un hervidero de personas. Cientos de personas pasan por delante de su ‘apartamento’ improvisado junto a la punta del Parque, pero sin detenerse. Algunos aceleran el paso quizás pensando en ‘por si acaso…’ y otros se paran para curiosear quiénes están hoy conversando con un hombre que pasa aquí largas y frías horas sin apenas tener con quien hablar, aunque ello no le haga perder el buen humor.
Su ubicación, por cierto, se hizo viral estos días en las redes sociales y programas de mensajería móvil por llamar la atención que se hubiera habilitado cama y mesita junto al Parque Abelardo Sánchez.
Cuestionado por si esperaba esta vida cuando llegó hasta España en busca de una oportunidad que no tenía en Rumanía reconoce que «no y preferiría que fuera otra situación, tener un trabajo, pero aquí no estoy mal, hay quienes están peor».
Explica que tuvo un altercado, le juzgaron y le condenaron a prisión: «A la salida de la cárcel no me quedaba nada, solamente la calle y esta es la opción que he tenido. No tengo otra. Esta es la situación que tengo que afrontar». «Ahora el campo está mal también para trabajar y nuestras opciones son muy pocas».
Llegó a España hace varios años y acabó tratando de sobrevivir en esta antigua entidad bancaria hace unos meses, desde octubre, como explica, llamativamente, en un español en el que domina casi a la perfección todos los tiempos verbales. Lamenta que «tampoco tengo dinero para volver a mi país, así que esta es la situación que me ha tocado vivir».
Agradece que cuando tiene que «salir» la gente respeta sus cosas y las pocas pertenencias que tiene siguen estando cuando regresa al lugar.
Una estancia en la que desea seguir viviendo la vida «que me ha tocado» y de la que no se queja en ningún momento de esta entrevista.