Por Julio Martínez
Hay algo peor que ver naufragar otra vez a este Albacete en patera. Hay algo más lamentable que pagarle las fantas a Skyline y a sus electrónicos contaminados por la consanguinidad. Hay gente que todavía sigue vendiendo la moto de que es posible. De pocas cosas me siento tan orgulloso que de ser del Albacete. Por ello, creo, tengo criterio. Es lo que tiene no haberse apuntado a este equipo cuando eliminó al Atleti en Copa o cuando subió contra el Sestao o el Valencia o contra cualquier equipucho de los que tendrá enfrente el curso que viene. Yo llevo toda la vida leyendo a Villaescusa o a Cristóbal Guzmán, entre otros terroristas a ojos de los que mandan. El problema de este Albacete de mediocres es que gobierna para el Twitter. Y con eso está todo dicho.
En estos días de mierda para ser del Albacete siempre hago trampas. Antes de ver la enésima vergüenza frente al Alcorcón me puse los vídeos del ascenso. En Zaragoza. Por allí andaban Antonio Sánchez y Miguel Yeste con el micrófono azul. Mis maestros. También andaba Castelo con el capuzón amarillo, ahora rojo y haciendo periodismo allá por donde está el nombre de Albacete. Y podríamos mentar aquí a muchos comunicadores y periodistas que han llevado el nombre de Albacete por los campos de Dios. Ahora que no les dejan ni entrar a los entrenamientos tenemos que conformarnos con los abrigos para los perretes en el mes de mayo. Por eso el Alba sigue siendo el colista. Yo ya lo dije el 18 de agosto. Los que insultaban entonces son los que se tapan ahora. Nada que pueda sorprendernos.
Alejandro Menéndez es la vacuna AlbaZeneca. Puso la primera dosis robando a Zaragoza, Alcorcón y Oviedo. Tardó en llegar la segunda. Tanto es así que nunca llegó. Alejandro Menéndez es el mayor insulto al fútbol que ha pasado por esta casa. Después de sumar los peores números que ha hecho aquí ninguna persona, me niego a llamarle entrenador, sigue aquí. Skyline ya sabe que el Alba es de Segunda B y por eso no quiere hacer cambios. Los cambios los hizo después de Cádiz. Se quitaron a los contrastados y trajeron a los suplentes de los que venden naranjas de Gandía los martes en la Feria. Esa es la segunda dosis de la cuadrilla de Beirut y Caracas. Llegan tarde, mal y nunca. Su único mensaje es el de los 20 millones de euros. Ni los adscritos al régimen le compran ya el mensaje. Los que nos llamaban ‘hdp’ a los Villaescusa, Guzmán y Martínez vienen ahora a ponernos una caña en lo alto. En Albacete hay de todo, como en botica.
Sigo pensando, lo siento, en esos jugadores que sumaron el último ascenso a Primera tomando copas con todos los periodistas. Con esa directiva y ese cuerpo técnico cercano y cordial con la gente que se pasa media vida en la ciudad deportiva. Ahora no solo no les dejan entrar sino que los tienen en el punto de mira. El futuro del Alba dependerá de su gente. De los que están ahí todos los días. Esos a los que les ofrecen las 30 monedas de Skyline. La mayor traición vivida nunca. La segunda dosis solo ha funcionado en todos los payasetes que le han comprado el mensaje a Mr. Wonderfull y a los que han venido a montar y no a montarse. Todos se llevarán las 30 monedas y el Alba terminará crucificado.
De la gente de Albacete depende seguir comprando un mensaje viciado y despótico. El partido frente al Alcorcón no merece ningún mensaje. Desde que empujaron a Vellando dejó de tener sentido la temporada. Este club es el aceite de colza del fútbol. Es una banda desorganizada del crimen. El crimen de tener que ver cada lunes a Alejandro Menéndez dirigiendo al Albacete. Es un insulto permanente que un alineador de asiáticos siga vistiendo ese escudo después de semejante esperpento. El Albacete tiene lo que merece. Este Albacete ha conseguido su objetivo. A Lucas Alcaraz le pidieron playoff para renovar. A Skyline le pedimos que se vayan. Sobran. Se han cargado todo lo que construyó Ramis. Se han cargado el consenso que implica ser del Alba. Su vacuna AlbaZeneca en forma de 20 kilos no es más que las 30 monedas traicioneras. Albacete no merece tamaña mediocridad.