Julio Martínez
La localidad albaceteña de Alcaraz celebró este domingo una corrida de toros extraordinaria para celebrar el VIII Aniversario de la aparición mariana de Nuestra Señora de Cortes. En ella triunfaron los toreros manchegos Andrés Palacios, Miguel Tendero y Pedro Marín, con una corrida variada de la ganadería robledana de Los Chospes a la que le cortaron hasta ocho orejas.
Tres arrancó Miguel Tendero, que demostró su gran momento de forma ante un lote con pocas opciones con el que tuvo que bregar. A su primero, ‘Fulano’ de nombre, lo recibió a porta gayola, con mucha facilidad. En vertical, se puso a torear sin probaturas y calentó al ya de por sí animado público de Alcaraz. Empezó la faena de muleta llevando el toro muy despacio para tratar de romper su embestida, que llegó dormida al último tercio. Le corrió para atrás en los medios y tuvo que hacer una labor de orfebrería para mantener al toro en pie y al mismo tiempo conseguir muletazos de cierta calidad. Se levantó una brisa que dificultó más todavía la labor del torero, visiblemente contrariado por la condición del toro.
A media altura y rematando los muletazos por arriba, Tendero hilvanó una serie de naturales de uno en uno muy templados que no calaron en el tendido, pero que tuvieron un mérito tremendo. El torero de Albacete siempre ha sido de sangre caliente, pero con las embestidas de ‘Fulano’ necesitaba lava para poder llegar al público. Lo consiguió con tesón y con ese punto ‘arreao’ de los toreros tiesos. Intercaló momentos de calidad con destellos de carisma. Estuvo muy inteligente para conseguir levantar una faena que iba camino del aburrimiento. La entrega que le faltó al de Los Chospes la puso Tendero, que dejó una gran estocada al segundo intento para cortar una oreja.
Otras dos le cortó al quinto, de nombre ‘Habano’. Salió concentrado Tendero, que trató de torear bonito, dos profundas verónicas así lo demostraron, pero que optó por lidiar y fajarse con el toro para ir poco a poco desarrollando su condición. El mayoral de Los Chospes, Tomás Copete, que actuaba a las órdenes de Miguel Tendero, recetó un soberbio puyazo. Ya en la muleta, el torero de Albacete volvió a confirmar la versatilidad adquirida con los años. El toro exigió oficio y temple para lucir y Tendero se lo ofreció multiplicado por dos. Supo aguantar los cambios de ritmo del animal, calculó bien las distancias y le apretó cuando aquello lo demandaba. La gente entró pronto en la faena.
Con la zurda, mano que puso a Tendero en primera línea en el panorama taurino nacional hace una década, le costó encontrar el secreto del toro, que se desplazó calamocheando y sin terminar de rebosarse en la muleta. Regresó pronto al pitón derecho para calentar los tendidos y para poder torear casi a placer, a pesar de varios parones de infarto de un toro que pasó como potable gracias a que el torero supo limarle los defectos. El principal debe, el de siempre, la espada. Un pinchazo y media en lo alto en la suerte contraria enfriaron todo. Al final dejó un espadazo entero algo desprendido de rápido efecto, por lo que los tendidos reaccionaron y cayeron dos generosas orejas.
Andrés Palacios abrió la tarde frente a ‘Rabanito’. Lo intentó torear de capa a la verónica, pero el toro no se enceló en los vuelos y los lances no tuvieron un eco real, más allá de los festivos olés. Chicuelinas con mucho sabor y una media toreando con todo el cuerpo. Brindó al público y dejó los mejores muletazos del festejo en un torerísimo inicio saliéndose para los medios con el enclasado ‘Rabanito’. Se le arrancó de lejos el toro y Palacios tiró de él con suavidad, ya que la fuerza del animal menguó demasiado pronto.
Compuso varios naturales de muy bello trazo, pero la falta de vigor del toro le restó emoción al trasteo. De hecho, a las tres tandas echó la persiana, se agarró al piso y no dejó al torero expresarse, más allá de robarle algún muletazo con empaque y temple. Cerró por manoletinas antes de la estocada final, entera, atravesada y algo trasera, que precisó de dos golpes de descabello para poner el broche al primer acto. Cortó una oreja. Como anécdota, el toro se fue al desolladero arrastrado por un grupo de paisanos, algo que se repitió en cada toro.
Otra oreja obtuvo con ‘Granadino’, que tuvo mal estilo de salida y aunque se movió en el capote, la embestida fue muy brusca y de poco recorrido. Le rajó el capote a Andrés Palacios, que prefirió hacer las cosas bien y sacrificar el lucimiento. Le brindó el toro al ganadero de Los Chospes, Fernando Moreno. Palacios intentó agradar, pero el animal no le entregó su presunta bravura. El trasteo tuvo nula emoción, en lo que fue una faena más para aficionados que para un pueblo en fiestas.
A base de colocarse, presentarle la muleta con suavidad y llevarlo despacio a la altura correcta, ‘Granadino’ fue alargando más su recorrido. Así llegaron los mejores muletazos de la faena, siempre por el pitón derecho. Por el izquierdo soltaba la cara y a punto estuvo en una ocasión de prender al torero. Dejó un bello cierre de faena por trincherazos y una estocada entera en lo alto que, otra vez, no fue suficiente para acabar con el de Los Chospes. Aún así, el público reconoció el esfuerzo del manchego con una oreja.
Pedro Marín volvía a vestirse de luces en España y ‘Rabanito’ fue su primer oponente tras una década en la que puede contar sus intervenciones con los dedos de una mano. No rompió este ‘Rabanito’ hasta que pasó por el peto. Pedro Marín se mostró dispuesto en todo momento, pese a la distracción del toro. Engañó a todos el de Los Chospes, que salió del caballo otra vez completamente apagado. Distraído, remiso a embestir a los capotes y con mal estilo en cada una de sus embestidas. En el inicio de faena de muleta salió suelto de cada pase, pese a la insistencia de Marín por mantenerlo fijo en los trastos.
El torero de Elche de la Sierra anduvo firme pese al escaso oficio y buscó siempre agradar, al mismo tiempo que trataba de potenciar las escasas virtudes del toro. Lo mejor de la faena llegó sobre el pitón izquierdo del toro. Aunque falto de ajuste, Marín leyó muy bien la embestida de ‘Rabanito’ para dejarle la muleta en la distancia correcta para poder tirar de él con templanza y sin toques. La espada se le fue muy abajo y emborronó el debut de Pedro Marín en esta temporada. Aún así le fueron concedidas las dos orejas.
‘Rebujino’ cerró la tarde y se movió con buen son de salida. Pedro Marín lo aprovechó y estuvo variado y vistoso con el capote, especialmente en un quite por chicuelinas. Empezó por bajo al hilo de las tablas para ir centrando al toro en la muleta. Le corrió la mano con más soltura que empaque. Según vio el buen ritmo del toro se fue confiando el torero. Le supo esperar y manejó bien los toques para extraer lo mejor del toro. Aún así, Marín vivió algún que otro momento de apuro, algo comprensible en alguien con tan poca experiencia en su carrera. Con el toro ya más aplomado, el diestro recortó las distancias y se pegó un sincero arrimón. En los terrenos del toro consiguió naturales largos y templados. La tarde de Pedro Marín fue muy firme. Se tiró con todo a matar y dejó una sensacional estocada por ejecución, que a punto estuvo de costarle un disgusto al torero. Cortó otra oreja.