Por Julio Martínez
El Alba ha empezado al 50% y ya ha terminado la feria. Hasta aquí, vía libre para los experimentos. Rubén de la Barrera no tendrá claro todavía qué quiere, pero la parroquia, sí. Quiere el ascenso y no va a preguntar cómo ni por qué. Insisto en la pedagogía de estas primeras jornadas: no hay que volverse loco. Castellón, Baleares, Andorra y Villarreal B son cuatro rivales directos, siempre y cuando el Albacete quiera competir por el ascenso. Ya en verano dejaron alguna perlita en forma de duda sobre el objetivo del club. El caniche agresivo disfrazado de pitbull que dicta el relato que compran otros no sabe ya ni qué decir. Está pensando en sembrar, pero este Alba solo cosecha dudas.
En política suelen hablar de 100 días de cortesía para poner en marcha todas las diatribas de rigor. Unos, en Mondragón y otros, escondidos tras la Virgen de Los Llanos. El Alba tiene su centena en la feria de Albacete. Ya ha pasado la feria, que aun sin recinto ferial ha sido feria, como bien dice el gran Miguel Yeste. El Alba lleva seis puntos de doce posibles y sería injusto hacer un juicio final en la cuarta jornada. Eso sí, la quinta ya pondrá el primer examen encima de la mesa y el profesor tiene pinta de abonado cabreado. No es tiempo de pitos ni de pañuelos, pero lo único que siembra este Albacete son dudas.
Dudas porque nadie sabe nada. Porque primero era ser del Alba, que no es poco, y luego es volver a sembrar. Nos hemos creído que tenemos plantilla de sobra como para ‘campeonar’ por los campos semiprofesionales de España y de momento tenemos que pensar en ello. No es un cisma perder los dos primeros fuera de casa, pero cuando llegue mayo, es probable que recordemos los naufragios de Mallorca y Villarreal. Contra el Andorra tampoco mereció ganar el Alba, pero ganó. Ese es el fútbol. Quedarse en el primer día es ser demasiado bueno y querer poner la cruz en el cuarto capítulo sería de fanáticos. Este es un Albacete nuevo y necesita cocinarse. Lo malo es que esta cocción no puede ser a fuego lento. Los comensales no tienen paciencia y ya no piden a domicilio. Han vuelto a su casa y pronto reclamarán lo que es suyo, el Alba.
Decimos siempre que todo acaba el 6 de septiembre y todo empieza el 18. Albacete vive a caballo entre una feria y otra. Se podría cruzar España a bordo de cada resaca de caña y gamba cocida en septiembre. Esta feria ha servido para comprobar que Albacete sigue viva, que quiere pasarlo bien y necesita dejar atrás el virus y sus ‘cosicas’. En el fútbol estamos igual, la afición quiere pasar página y comenzar un capítulo nuevo de la novela negra que redacta cada semana el triste inquisidor de los hashtags. El Alba y solo el Alba tiene al toro amarrado por los pitones. En su muleta está el triunfo en un año de redención y De la Barrera ha de ser el capote que lidie con las complicaciones de salida. En cualquier caso, no debe empezar con medianías ni con historias raras. Si el entrenador habla de que no se puede jugar a pasarse la pelota, algo falla. Y ya ha agotado el cupo de los fallos. Ahora empieza el lio.