El estadio donde el C.D. Atlético Paso, en la isla de La Palma, jugaba hasta ahora se ha tenido que reconvertir en un lugar de avituallamiento para repartir comida a los servicios de Emergencia que trabajan sin descanso en esta isla azotada por el volcán o el lugar donde familias que han tenido que dejar atrás sus casas -por la amenaza de la lava- acuden a ducharse. De hecho, en los primeros días aquí estuvieron algunos de los desalojados.
El terreno de juego que les dio tardes de alegría y los vestuarios donde se conjuraron para nuevas victorias son ahora testigos de una tragedia que azota a La Palma desde hace más de tres semanas y mantiene en vilo a todo el país. La «catástrofe» que están viviendo la narra a MasqueAlba Luis Arellano, guardameta del C.D. Atlético Paso con pasado en el filial del Albacete Balompié, en La Roda y en el Socuéllamos. Sobrecoge su testimonio de la situación de incertidumbre a la que hacen frente cada día aunque también su temor a lo que pasará después. También anima las palabras de aliento sobre la solidaridad vecinal que la tragedia ha incentivado.
España se ha volcado con La Palma», destaca Arellano, pero reconoce que «cuando se apague el volcán empezará otra etapa de miedo, de un temor distinto, porque ahora de una manera u otra todo el mundo tiene ayuda y quienes lo han perdido todo quizás no son todavía realmente conscientes de qué pasará cuando el volcán se apague y haya que empezar una nueva vida».
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Confía en que cuando el volcán se apague y lo hagan también los focos de todos los medios de comunicación que desde hace semanas cubren prácticamente en directo las riadas de lava llevándose por delante los sueños de muchos de sus vecinos, la solidaridad no se apague porque van a necesitar mucha ayuda.
El guardameta, que estuvo en el filial del Alba en la temporada 2010-2012 y en La Roda en la 2015-2016, destaca que guarda muy buenos amigos de su paso por ambos equipos, también del Socuéllamos en esta región y que «tanto ellos como los de otros clubes en los que he estado me han llamado, se han preocupado por saber cómo está todo». «Es algo que se agradece», indica.
Ellos ahora entrenan en otro lugar y en las últimas jornadas no han podido jugar en su estadio, de hecho, de momento, la siguiente está suspendida.
Mientras, explica que, al otro lado de la isla, en el que entrenan «es como si no pasara nada», en el que están las instalaciones de su equipo detalla que «el ruido, los temblores, las cenizas son constantes, el olor a dióxido de azufre es muy fuerte».
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Nacido en Venezuela pero criado en La Palma, comenta que él vive en El Paso «y ahora mismo está en cuatro kilómetros en paralelo al volcán». «La lava, de momento, no va para allá, salvo que salga otra boca en el volcán es difícil que pase. Hay varios barrancos, para mi lado ahora mismo no puede agarrar la lava», pero, con la voz entrecortada explica las situaciones que está viendo entre sus compañeros de equipo, amigos o familiares.
En el equipo la familia del míster sí que se ha llevado algunas casas; el preparador físico tiene la lava ya a pocos metros de su casa, de un compañero del filial que entrena con nosotros se llevó la de la abuela y la tía y probablemente dentro de poco también su casa». «Es un desastre», repite. Aún así, acuden a entrenar cada día, también como desconexión.
«La gente de La Palma tenemos conocidos o amigos que se les han llevado algo. La prima de mi pareja, por ejemplo, tienen la casa próxima a que se la lleve la lava, ahora está parada pero esto puede cambiar. Cada día es levantarse sin saber qué va a pasar, una incertidumbre que da mucho miedo», señala.
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De mi etapa en Albacete tengo buenos amigos que se interesan por saber mi situación y por contarles un poco cómo es esta locura. Una cosa es lo que uno pueda transmitir y otra es lo que se vive aquí día. No sabes qué va a pasar cada día», incide.
Y apunta que «ya hasta nos hemos acostumbrado un poco a convivir con ello, puede variar mucho de un día para otro, es una situación muy desagradable y muy triste, ves muchas familias que lo han perdido todo, te pones en su piel y es muy duro».