Esta semana tocó el Cádiz en Copa del Rey. Más allá de que un Primera vaya al Belmonte, todos hablaron de que volverá Álvaro Jiménez. El eterno complejo. Que tenga cuidado Vellando, por si acaso. Y este finde regresaba otro ex, gracias a Dios ex, pero no del Alba, sino futbolista. Jona. Cuando llegó al Belmonte ya era exfutbolista. Para aquel entonces ya se había convertido en matón. El fútbol ha sido justo con él y hoy los pitos del Belmonte no han sido objeto de crítica para los muy cafeteros, que estarán encantados, supongo, con el pésimo juego del Alba.
El Alba hoy ha jugado contra un grupo de amigos, un equipo que ha salido a deslizarse por uno de los pocos estadios que merecen la pena en la B. Hasta que no llegó el gol y se rompió un partido que ya nació roto, el Alba no estuvo cómodo. No juega a nada, salvo momentos puntuales de un Fran Álvarez estelar, de un Fuster que ha vuelto a reencontrarse tras aquella noche aciaga en Alcorcón y un Sergi Maestre que juega con trucos. Y hoy, además, estaba Dani González, que brilló por su desparpajo y por sus ganas de ir siempre hacia delante. {loadmoduleid 6430}
Rubén de la Barrera es el que los ve entrenar y malo será que no ponga a los once que mejor están. Quizá este sábado se haya dejado llevar por el efecto populista del delantero que hace gol de chiripa en el trámite de Copa. Bien. Correcto. Es lo que pide esta afición que se ha distanciado de lo que huele a plantilla y que únicamente sigue a un escudo. Hace falta un tótem y ese generalmente viene definido por el DNI y no por su talento. En Albacete el que destaca se pira, pero este año hay un Fran Álvarez, que se irá, y ahora un Dani González al que le ha hecho falta muy poco para ganarse a la grada, eso era lo fácil, y para ganarse el puesto, que era más fácil todavía.
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Este chico empezó peloteando en el Albasit y ha hecho el recorrido lógico que debe proponerse hoy cualquier niño que comience a jugar en Albacete. El Alba y la Ciudad Deportiva no deben ser el medio ni siquiera el objetivo. Y mucho menos ahora, con una cantera gestionada por gente cuya educación está al límite de empadronarse en Sentinel del Norte. Con lo que fue esa cantera en la que tantos chavales nos educamos… Por suerte, hay muchas alternativas en Albacete para llevar a tu chiquillo a que se divierta con el balón y no a que escuche las voces de algún medio hombre que manda a la gente a entrenar a naves industriales. No ofende quien quiere sino quien puede.
En lo que se refiere a fútbol base, el Albacete es más que Albacete. De hecho, este club nunca debe a aspirar a competir con las humildes escuelas de la ciudad sino a trascender con su cantera fuera de los límites de La Mancha, como hizo cuando había mando en plaza y no cuando hay currículums con mucha teoría y nula práctica. Al División de Honor le va bien y lo celebramos, pero claro, tiene a un tipo que sabe de lo que va esto y al que no le van a toser los gestores de pitiminí y dossier de LFP. Ojalá la cantera vuelva a ser un caldo de cultivo de buenas personas y, con suerte, de algún chaval con opciones. Hoy por hoy, el fútbol base en Albacete está muy lejos de la Ciudad Deportiva y eso dice mucho de quienes gestionan el incipiente talento en este club de Segunda B.
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