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En el Estadio de los Juegos del Mediterráneo se vivieron muchos momentos de alegría tras el pitido final. El empate que aseguraba el campeonato había costado y mucho. El Alba llegó a ir perdiendo 2-0 y hasta falló un penalti, pero acabó salvando un punto de oro que lo proclamaba campeón de grupo.
Abrazos, gritos de euforia y jugadores y cuerpo técnico celebrando el gran logro. Acudieron a la zona donde estaban los alrededor de 200 aficionados del Alba para festejar con ellos la proeza.
Ahora, a por los play off.