El hombre que atracó una sucursal de Bankia, en la calle Julio Carrilero, y se fue después a la churrería cercana a tomarse un Belmonte y ver si le podían llamar un taxi, ha sido juzgado hoy, en Albacete, y aunque se ha acogido a su derecho a no declarar ha reconocido los hechos y ha pedido perdón.
Además de empleados de Bankia que han ratificado que entró con una pistola -que resultó no ser de verdad que sí lo parecía según lo relataban distintos policías- han declarado varios clientes que estaban en la oficina, entre ellos la mujer que al darse cuenta de lo que pasaba salió del banco, llamó a la Policía y que paró a unos guardias civiles que pasaban por allí para explicarles lo que pasaba. Ella le vio entrar a un establecimiento cercano y fue clave en la rápida detención.
El dueño de la churrería donde pidió el Belmonte ha dicho que le notó algo nervioso y le indicó que no podía llamarle un taxi pero nada más.
El juicio ha quedado visto para sentencia y la acusación y el Ministerio Fiscal piden para él cuatro años y tres meses de cárcel, mientras que la defensa pide que se baje a diez meses y quince días teniendo en cuenta que estaba en tratamiento de desintoxicación y alegando que se pudo deber al síndrome de abstinencia.
Se llevó del banco unos 700 euros.