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Por Julio Martínez
Cuando ha terminado el partido en Miranda he cometido el error de entrar en Twitter, escenario de la política de comunicación de este Albacete, al que ya no se puede ni ver entrenar. Eso es para agradecer, salvo que tu trabajo tenga que ver con ello. Las cosas de estos neófitos no las entiende nadie, salvo ellos. Por eso me ha sorprendido la reacción del club. Es mentira. Me la esperaba. Celebramos que rompemos la racha de llevar once partidos sin ganar, cinco sin marcar y ninguna victoria fuera como si el Alba hubiese asaltado el liderato. Igual que celebramos el penalti de Mesa. O la huida de Vallecas. Solo les ha faltado decir que ya estamos a escasos 17 puntos del playoff y que Muntari ha empezado a salir a correr por la Pulgosa para venir en enero.
El relato que se ha propuesto vender el club tiene su nicho en Twitter. La gente que habita en esos lares no tiene memoria. Ya les han comprado el discurso. Ya hay hilos que dicen que este equipo funciona, que traer en propiedad a Chema Núñez fue la mejor decisión de la historia del club, que Nahuel y Liberto son dos fichajazos y que Diamanka es uno de los jugones de la categoría. Que Mauro no lo hizo tan mal. Han vuelto. Ya están aquí. El Albacete ya está salvado. Para este tipo de sujetos, que aprenden con cada ridículo, lo cual no es malo salvo que repitas el ridículo cada quince días, nada importa más que compartan sus opiniones. Por eso ya se han olvidado de lo que ha sido este 2020 en lo deportivo. El 2019 acabó el curso pasado con aquel mágico arcoiris que cerró un año espectacular. El año de la pandemia se ha cerrado fuera de casa, sin público y con una victoria. Victoria sin arco, claro.
Seguramente haya habido partidos esta temporada en los que el Albacete haya merecido más de lo que consiguió en Miranda. Dos errores del rival se convierten en dos goles. Esto sí es noticia. El Alba ha resistido un asedio como hacía tiempo no veíamos en un campo de fútbol. Desde aquel Celtic – Barça, más o menos. El fútbol es así. Está bien que tu parroquia lo celebre. Todos celebramos la victoria, pero desde el extremo centro. Lo que sí he podido comprobar hablando con gente del Alba es que nadie ha celebrado los goles. Solo Tomeu sacó la rabia al final con un pelotazo y un abrazo a Gorosito. Sin sonrisas. Sin signos de exclamación. Sin sacar pecho por absolutamente nada. Tomeu, que es ejemplo de lo que debe ser un jugador de club, es lo contrario a lo que está haciendo este club.
La realidad es que el Alba y esta temporada dejó de importarnos el día en que dejamos de mirar los resultados de sus rivales directos. El rival más próximo en la clasificación de este Albacete es el que manda. Ahora la ha emprendido con la prensa, que aunque ha tardado, algunos más que otros, ha denunciado que los males de este Alba se expresan en el verde pero se gestan en otro lugar en el que no hay que ponerse las botas. Por eso la victoria de Miranda no supone nada más que una inyección de moral para una plantilla que carece de química. El entrenador, Menéndez, también debe haber respirado tranquilo tras el partido. Los tres puntos de Miranda saben igual que aquellos de la goleada al Zaragoza en el epílogo de la temporada pasada. Aquel partido parecía ya un trámite en el descenso a Segunda B y al final fue el que marcó la salvación. Hablar de descenso es precipitado visto todo lo que queda y la cercanía con la zona que marca la salvación. Por eso cuando se habla de descenso se refiere uno a las sensaciones. Y la sensación que dejó el Alba en Miranda fue también la de un equipo muerto, roto y en caída libre hacia la semiprofesionalidad.
Por eso hemos de quedarnos solamente con el resultado y pensar que el año nuevo traerá algo más que jugadores de refresco y no jóvenes inexpertos. Porque finalizado este 2020 es fácil decir que con Pedro Sánchez, Acuña o Susaeta, entre otros, este equipo no estaría con 14 puntos y arrastrando el escudo alquilado por España. A toro pasado es fácil, pero los que hablamos antes de ver anunciados los carteles nos negamos a creer el relato de la propiedad. Cada día tiene menos adeptos la religión de Skyline, pero ellos pensarán que vuelven a ser la bomba porque tienen más RT’s que de normal y que el 99% ya no son faltadas. Y por eso volverán a venderos que 2020 ha acabado con victoria y que tenemos que ayudarles a que 2021 empiece de la mejor manera. Y, si le dejan, te dirán que lo de estar a cinco puntos de la salvación es poco, que mejor pensar que solo estamos a 17 del playoff, que no es poco.