Al Alba le crecen los enanos y ya solo le falta que lo relacionen con la operación Púnica, en la que se han visto implicados el que fuera mano derecha de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid, Francisco Granados y su socio, David Marjaliza.
La Gaceta denuncia que ambos se lucraron durante años gracias a las mordidas, entre 900.000 € y 1,2 millones, que recibían por la construcción de colegios concertados, la mayor parte de ellos en el entorno de la trama Púnica. Los pagos eran realizados por Aldefel, una promotora de centros que pagaba a Marjaliza por un falso trabajo de consultoría. Los centros eran construidos por Obrum, otra de las empresas del número dos de la trama Púnica, y que el Alba llevó como publicidad en el pantalón durante media temporada de la 2005-2006 y toda la 2006-2007.
La empresa estaba registrada en Valdemoro y se dedicaba a promover colegios concertados para posteriormente venderlos a las cooperativas de profesores que eran los encargados de gestionarlo. Según ABC, el dueño de la empresa, Alfonso Ferrón del Río, está imputado por dichos pagos.
El ‘modus operandi’ utilizado por Granados era siempre el mismo: utilizaba sus influencias políticas, hay que recordar que por entonces era secretario general del PP de Madrid y número tres del Gobierno de la Comunidad, para conseguir suelo público a un precio muy inferior al del mercado. Antes de la puesta en marcha, Alfedel aseguraba a los profesores que el centro iba a recibir un concierto por parte del Ejecutivo regional.
Como «premio» a su amabilidad, Alfedel pagaba comisiones que oscilaban entre los 900.000 euros a los 1,2 millones que se escondían tras un falso contrato de consultoría entre la empresa y una sociedad de Marjaliza. Según ABC, el negocio no terminaba aquí, pues los centros eran construidos por Obrum, otra de las empresas del número dos de la trama Púnica.
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