Otro año que se acaba para el Alba. 2020 fue atroz. 2021 cierra mejor imposible. Diferentes categorías, cada uno que elija la que quiera. Cuando pongamos el broche a 2022 esperemos contar un mix de los dos. 2020, por lo profesional, y 2021, por el desempeño. Tiempo habrá para que llegue. Salvo catástrofe, si no es de forma directa, el ascenso ha de llegar por la vía de la promoción, pero es innegociable. A 19 de diciembre, el Alba sería un justo candidato. Y en vísperas de Navidad ha llegado el momento clave de este equipo. Rubén de la Barrera ya ha terminado de definir qué quiere y con quién lo quiere. Hay bajas y habrá más. Es la ley del fútbol. Además, queda una ventana de fichajes y este proyecto es goloso para cualquiera que no cuente con minutos en Segunda o que quiera crecer y apuntarse un ascenso en la hoja de servicios. En definitiva, este Alba mola. {loadmoduleid 6455}
Siempre hay y habrá tiquismiquis que tragan con todo cuando las cosas van mal y que buscan defectos cuando el Alba es líder. El mundo al revés. La viral torcida manchega. Empezamos el curso hablando de pedagogía y de cambio de chip. Plantilla nueva, categoría nueva y entrenador nuevo para hacer de la primera, lo mejor de la segunda. Para algunos, los menos, el Alba tiene que ser el Bayern los 90 minutos. No es así. Este Alba no tiene que conquistar el partido completo sino sacarle el máximo rendimiento a su principal y casi único potencial: el virtuosismo cuando roba y sale por patas. Ese es el Alba que gusta y se gusta. Es el equipo que va líder y es el sistema que venimos demandando desde el principio. Bien está que De la Barrera haya querido probar otras cosas. Es su trabajo y quizá su concepto sea distinto, pero no es tonto y ha sido capaz de adaptar lo que tiene a lo que busca.
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Fran Álvarez, Manu Fuster, Sergi García, Rubén Martínez, Julio Alonso, Sergi Maestre, Jordi Sánchez cuando corre o este Pau Resta que puede y debe crecer por condiciones y, creo, por ambición. Incluso Nando, que se ha adaptado y quiere contar. Djetei y Boyomo, que corre más y mejor para arriba que en defensa. Una baraja de futbolistas que, con mayor o menor talento, es divertida para el que pasa frío. Y es que el abonado del Alba, que no al Alba, necesita que echarse la manta y la bufanda por encima sea entretenido. Rubén de la Barrera tiene en la mano al equipo y sabe a lo que juega: robar y salir como demonios. Lo hace muy bien y es realmente vistoso. Gente joven, rápida y que ha sabido congeniar. El que quiera otra cosa, que se abone al Manchester City.
Ahora sí, algo tarde, el Alba está en condiciones de medirse con Baleares o Villarreal. Lo positivo es que será en el Belmonte. Si la psicosis del virus que mata cada vez menos pero que asusta cada día más no lo impide, la avenida de España se vestirá de gala en dos jornadas en casa consecutivas. Será el cierre de febrero y el comienzo de marzo cuando se defina quién quiere evitar el playoff. Si se jugase hoy, con todos disponibles, el Alba sí sería capaz de competir, algo que no hizo en el arranque. Lógico y comprensible. Tiempo ahora de descanso y el 9 de enero, al lío. Felices fiestas y el balón, a Fran Álvarez.
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