Desde hoy lunes, y durante las próximas dos semanas, la la Sección Segunda de la Audiencia Provincial acoge el juicio contra J.M.P., el policía local de Albacete acusado de matar al colombiano Jairo por una de deuda en cocaína. Además, juzgan también a un familiar suyo, J.P.R., acusado de encubrimiento, por ayudarle a deshacerse del cuerpo de Jairo, al que tiraron al río Júcar, donde fue encontrado por un vecino que transitaba por la zona, tras varios días de búsqueda desde que su familia alertara de su desaparición.
Hoy ha quedado constituido el jurado popular, compuesto por cinco hombres y cuatro mujeres, con dos mujeres más como sustitutas. Son vecinos de la ciudad de Albacete, Elche de la Sierra, La Roda, Madrigueras y Caudete.
Las declaraciones de los acusados están programadas para mañana.
El Ministerio Fiscal, en su escrito de acusación, pide para el policía local, al que acusa de homicidio, 15 años de cárcel, y para el procesado por encubrimiento, tres.
El escrito recoge que el viernes 15 de septiembre de 2017, el acusado y la víctima habían quedado para ver cómo el primero iba a saldar la deuda que mantenía con el fallecido por la venta de la droga que consumía. El acusado le recogió en su coche -la víctima dejó un momento solos a sus hijos menores en casa y les dijo que volvía pronto- lo llevó a su trastero con el fin de pagarle con objetos del mismo y al no acceder Jairo le golpeó, causándole la muerte.
El fiscal cree que fue homicidio «teniendo en cuenta la forma y la consistencia del arma empleada» así como «la rapidez del ataque, la contundencia de la agresión» o «la duda sobre si la víctima tuvo o no una real y efectiva posibilidad del defenderse». De hecho, cree que la duda está en la «frontera» entre homicidio o asesinato.
También alude a «la ocultación provisional, vejatoria y duradera del cadáver en el trastero, el modo dé transportar y desprenderse del cadáver, buscando su ocultación definitiva mediante la acción de la naturaleza».
No olvida «la condición del acusado de agente de la autoridad y de su prolongado silencio, solamente roto por la eficaz investigación policial».
El escrito detalla que Jairo falleció ese mismo viernes pero el acusado ocultó su cuerpo envuelto en su trastero, hasta que los vecinos se quejaron del olor y planeó desprenderse de él en el río Júcar, para lo que pidió ayuda a su primo.
El martes 19, por la noche, lanzaron el cuerpo de Jairo al río Júcar y a la tarde siguiente fue encontrado. Su familia hacía días que había denunciado su desaparición, alertados por la forma en que se fue de casa, dejando a sus hijos solos y afirmando que volvía muy pronto, aunque ya nunca regresó.
El acusado de homicidio, a la izquierda, de encubrimiento a la derecha de la imagen.