Dramática. Así es la situación en muchas de las residencias de mayores de Albacete como consecuencia de la pandemia de Colid-19, que se está cebando, además, con la población más mayor. Hoy, trabajadores de la residencia del Paseo de la Cuba, en la ciudad, cuyo titular es, además, la Junta de Comunidades, han denunciado una situación con la que no pueden más.
Lo narraba una de las empleadas en Onda Cero este mediodía y lo denunciaban también después otras compañeras a MasqueAlba. Suman una treintena de muertos en estas semanas y lamentan que carecen de equipos de protección necesarios, además de que tampoco les están haciendo los test para ver si los propios trabajadores -que incluso con síntomas deben ir a trabajar al no tener fiebre son portadores-.
«Los mayores no pueden salir de sus habitaciones, se mueren y es que no les están haciendo ni un electro. Nos dicen a nosotras, auxiliares, que nos aseguremos que está muerto para certificar el fallecimiento y meterlo en una caja, sin más. Quién soy yo para certificar una muerte», explicaba a MasqueAlba una auxiliar de la residencia del Paseo de la Cuba. Otra voz distinta a la de Onda Cero que también estaba denunciando a nuestro medio la dantesca situación.
Era la llamada desesperada de una empleada del centro pero las denuncias son más. Antes carecían de material, la mayoría del que tienen se lo han conseguido ellas mismas y ahora les han facilitado batas de quirófano «pero debemos lavarlas con agua y lejía y pasarla al siguiente turno, además de que nosotros nos pasamos todo el turno con el mismo material. Si tenemos que ir así de una habitación a la otra y encima no nos hacen las pruebas, es que se lo podemos contagiar nosotros mismos, por mucho cuidado que tengamos».
Se sienten abandonados a su suerte y aunque lo están dando todo para salvar el mayor número de vidas posibles viven un drama dantesco que dejará más bajas en las residencias y muy tocados, por lo que están viviendo, a los empleados, en un sector que ya tenía dificultades y donde el convenio tampoco contempla sueldos elevados.
Es una llamada de auxilio desde las residencias que hacen trabajadores y familiares de los usuarios para que la Administración, que presume de tener cientos de camas libres en los hospitales, no los deje abandonados a su suerte.