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El torero de Espartinas corta una oreja en su debut en Albacete tras cuajar a dos toros de una descastada y movida corrida de Las Ramblas.
El Fandi prologó el festejo de Asprona con su facilidad habitual, pero con los achaques lógicos. Faena de tasca. El primer día, vale. Cuando llevas veinte años comiendo caracoles… Morante está amortizado, dice Felipe Garrigues. Fandila es una hipoteca que tienen todas las empresas: todo letras pequeñas.
Con su segundo, trámite total. Sin picar, sin banderillear en condiciones, sin brindar a los protagonistas del festejo y sin torear. El torero 0,0 pero con resaca. En la base aérea con su autogiro hubiera lucido más. El toro, sin más. Una chusta de Las Ramblas sin picar, sin casta y sin vigor. La tauromaquia sin alcohol en la época del público etílico es un sinsentido. Como El Fandi. Prolongó la faena más de lo que prolongaré este párrafo. Estás rico, Fandila: jubilate. La oreja, de chiste. A ver si es tan generoso el palco en septiembre con los de la tierra.
Rubén Pinar es caso aparte. Su temporada de 2023 fue tan difícil que es casi imposible juzgarlo sin ponerte sensiblón. En Pamplona no se quedó Superman de milagro. En Madrid pagó la penitencia de ser de Albacete y de tener tanta facilidad como poco carisma. En su feria le suspendieron los victorinos por la lluvia. Volvía a torear con una mole chorreada sin casta y con movilidad. Fetén para el Pinar más recreativo. Cortó una oreja de las que no molestan por ser Asprona. De hecho le brindó el toro a los chavales de Asprona. Solo por ese detalle, tan raro de ver últimamente, ya merece el triunfo. Por destacar algo, una gran estocada.
Con el quinto, todo voluntad. Un toro ágil y ambicioso frente a un torero más generoso con su mozo de espadas que con su carrera. Si te vistes de blanco y plata tienes que mancharte de sangre. Le dio fiesta por los dos pitones, pero fuera de cacho y sin comprometerse. Terminó de rodillas, pero toreó más a la grada que al buen toro de Las Ramblas. Este le habría gustado a don Daniel, que en paz descanse. No resolvió tampoco con la espada y se quedó todo a medias.
Con Borja Jiménez cambió la película. Alberto Sandoval, el pequeño gran picador de San Isidro, se puso más flamenco de la cuenta con el tercero. Si en el onanismo es igual que en varas debe tener el pellejo como un pollo de golondrina. Qué envidia. Brindó Jiménez al público y se lo merendó en la primera tanda. Llevándose al toro detrás de la cintura y componiendo mucho. La colocación son los padres, por eso es mejor guardar el secreto no sea que se enteren los nuevos ignorantes y beodos públicos. Todo lo que le faltó al toro se lo puso el torero. Lo cuajó al natural y se explayó por el pitón derecho. Muy templado y más encajado todavía. Una faena más para septiembre que para Asprona, pero ahí queda.
Estará seguro en la feria. Marró con los aceros y se cortó la mayonesa.
Recibió al último del festejo con un ramillete fantástico de verónicas. De las tablas a los medios sin dudar. Lo malo, ser de Sevilla. No terminó de romper Albacete con un gran Borja Jiménez. Brindó también a los fenómenos de Asprona, que tienen en esta tarde su día feriado del año. Con la muleta, plenitud. Una banderilla que quedó delantera le lastró en el primer tramo de la faena porque siempre le empujaba en el pecho y deslucía aquello. Aún así, con los toques perfectos, toreando con la voz, jugando con el zapatillazo y jugando la muleta al ritmo al que embestía el toro. Ni un pero. La banda de música, como la plaza, no hizo ni caso. Se pegó un arrimón al final en tono damasista y dejó muletazos de gran mérito. Porque todo el mérito fue del torero. No caló en los tendidos, pero aquello fue de mucha importancia. Firmó lo suyo con un espadazo rotundísimo. Cayó el toro, se encendieron las luces y el público, entonces, rompió. Todo al revés. Las charos del cinco pidieron la música cuando el toro soplaba sangre por el hocico. Todo mal. Todo fatal, salvo Borja Jiménez.
Una posdata. Me encontré con el maestro José Gómez Cabañero, matador de toros de Albacete, entrando a la plaza. Decano de los toreros manchegos y matador vivo más longevo del planeta, solo por detrás de Julio Aparicio. No sé a qué espera el Ayuntamiento de Albacete para darle un homenaje en vida a una leyenda VIVA del toreo albaceteño. Es mayor, pero sigue teniendo alma de novillero. Lo que le falta de voz le sobra de raza. No sé si es una estatua lo que merece, pero la ciudad debe estar a la altura de un personaje que allá donde ha ido ha llevado el nombre de Albacete. Embajador de luces. 66 años desde su alternativa. Don José.
Domingo 16 de junio de 2024. Plaza de toros de Albacete. Corrida benéfica de Asprona. Media plaza. Toros de Las Ramblas, correctos de presentación y muy descastados, aunque con movilidad para el toreo moderno.
El Fandi: silencio y oreja.
Rubén Pinar: oreja y ovación.
Borja Jiménez: silencio tras aviso y oreja.
Julio Martínez