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Borrón en la Feria

“Morante de la Puebla”

En el día de ayer, José Antonio dio algunas de cal mientras que en el segundo vinieron las carretillas de arena. En el que abrió plaza estuvo pinturero, con algunos lances de capote y muleta con mucho temple y remate torerísimo. Eso sí, faena sin continuidad, en modalidad unipase. Si no hay continuidad en las pinceladas del lienzo, difícilmente se podrá terminar el cuadro…

Pero fue en el segundo donde se armó la gorda. “Morante” inició la faena pegado a tablas y a partir de ahí comenzó al macheteo. El público se empezó a impacientar y el torero no se anduvo con chiquitas y fue a por la espada. Entre público y torero, la casa sin barrer. Cuanto más pitaba el respetable, más gestos y rictus disgustado mostraba el coletudo. La bronca era consecuencia lógica. Por lo menos José Antonio no deja a nadie indiferente, que ya es algo.

Sebastián Castella

Se llevó el lote. El menos malo, queremos decir. En su segundo, se mostró ventajista: metiendo constantemente el pico de la muleta y sin cruzarse, toreando siempre desde fuera y hacia afuera. La conjunción de toro descastado y toreo funcionarial fomentó que se desapasionara el respetable…

Dice el refrán que no hay quinto, y en este caso se cumplió. El lidiado por Castella resultó el más aprovechable de todos. Eso sí, también fue incierto e informal en su embestida: una veces nobles y francas mientras que en otros pasajes resultó complicado y exigente. La oreja que cortó tras desatinos a estoques se antoja un trofeo sin demasiada valía ya que esperamos mucho más del torero que fuese triunfador de nuestro abono hace no demasiados años. Castella debe mejorar de cara a su próxima comparecencia en Albacete.

Alejandro Talavante

Quedó inédito en este toro. De acuerdo que no era el mejor ejemplo de bicorne encastado y franco en su embestida, pero de ahí a acortar tanto la lidia… Una cosa es no aburrir al personal cuando no hay opciones y otra es cortar por lo sano a las primeras de cambio. Decían los clásicos que en el medio está la virtud. Pues eso.

Pero fue en el sexto, un manso de libro, donde todo pareció un esperpento. El manso que salió de chiqueros es de definición gráfica de Cossío. Talavante sólo se pegó carreras y más carreras con un toro que tenía su puesto de operaciones en chiqueros. Hubo un momento, tras varios intentos por finiquitarlo con la espada, en que Alejandro ni se encontraba en el ruedo, esperando en el callejón a que el toro doblase y sin usar el descabello. Ayer naufragó en Albacete. Quizás por eso sea lógico el enfado final del público con el extremeño.

“Victoriano del Rïo”

La corrida fracasó en nuestra plaza, sin paliativos. Venía con cartel de mandamás de las ganaderías y al final resultó una castaña de encierro. Y hoy la presentación bajó ya que los tres primeros los calificamos de justos de presencia y con poco remate. El resto, correctos. Cómodos de cabezas, además. Todos descastados o bajos de casta, siendo el mejor el quinto. En el país de los ciegos…

Público

Llenos de “no hay billetes”. Nadie se sorprende por esto. Lo que sí llama la atención es que despidiese a almohadillazos a “Morante” y con pitada a Talavante. Algo incorrecto debieron hacer los maestros en el día de ayer, ¿no creen?

Notas al margen

Si ayer decíamos que los picadores deben picar, hoy añadimos que deben hacerlo en su sitio. Eso del puyazo trasero queda muy feo, hombre. Eso sí, nos gustaron las maneras de los banderilleros de Castella. No todo va a ser malo, faltaría más. Por último, sobre cómo ejecutar el muletazo, reproducimos un breve fragmento de una crítica del glorioso Joaquín Vidal: “Cuando la afición se refiere a la muleta planchá quiere decir que no esté oblicua; quiere decir que no adelante el pico al pitón contrario para aliviar la embestida.” A veces se dice mucho con muy poco…