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Por Julio Martínez
Manuel Caballero senior ha sido becerrista, novillero, matador, empresario, apoderado y ganadero en la Feria. Le quedaba ser padre. Ha cerrado el círculo. Aunque con su hijo solo ejerce de padre sufridor en la plaza. El niño no mira al padre buscando consejo. El consentido por el aparato de la Moncloa taurinomanchega es Caballero junior, faltaría más. Pero Navalón es el compañero necesario para una coalición digna, para un derbi decente. Sin Navalón no hay paraíso en el oasis novilleril de un Caballero que necesita fuego real. Navalón es el Montero de Pedrés en versión millennial. Va a anexionar Ayora a La Mancha. El abrazo que le dio el maestro Sebastián Cortés en el descanso fue caviar. Él, que ya está quitado de esto, ha encontrado en el retiro la rivalidad que siempre buscó en sus añojos. Los cachorros de Cortés y Rojas son ahora los profes de sus nietos toreros. Uno, desde el cielo, y otro, desde el callejón, celebran lo más bonito del mundo: sacar proyectos de figura del toreo en la era de Yolanda Díaz y su cuadrilla de cajeras con cinco ceros en la nómina. Blando fue el primero de Montealto, que permitió a Manuel Caballero lucir su temple, pero nada más. Se lo dejó crudo en varas y luego acusó esos empujones, pero Caballero puede con eso y más. Estuvo listo, ágil y templado, muy templado. Y tiene una virtud, torea sin toro. No es tan ecléctico como el padre entre tanda y tanda, pero sí que tiene ese aire de artista. Con la muleta en la mano derecha es torero sin más. Fácil, poderoso, pero sin más. No termina de lucir. Con la muleta en la izquierda es un lobo en un escalafón de corderos. Difícil encontrar un novillero con ese trazo al natural. También lo ha heredado del padre. Está a dos crónicas buenas de decir «estoy hasta los huevos de que me comparen con mi padre». En realidad, está a dos tardes toreando así de ponerse en puntero. Debe ir a Madrid, pero ya. Y en eso, supongo, también depende de una voz a tiempo del padre.
Samuel Navalón no dudó desde el inicio y mostró en el debut todo lo que traía de atrás. En el capote, sin sacar los brazos en exceso y queriendo crujir las verónicas. Tampoco abusó en el caballo y dirigió la lidia en todo momento, con la ayuda de Nemesio Matías y Puchi, que algo saben de esto. El novillo fue de escándalo, aunque la lidia no fue la mejor. El torero de Ayora brindó, se quedó en los medios y ligó de rodillas. Lo cuajó después en redondo por los dos pitones y acabó buscando las cercanías más por las voces de los suyos que por propia convicción, pero consiguió el efecto deseado. Estoconazo y dos orejas.
En el recibo a su segundo, Caballero quiso ligar revoleras y en la segunda se llevó una colleja fantástica. La escasa integridad de los utreros de Montealto evitó la tragedia. Otro fraude más, el enésimo. Se repuso y ya buscó más la facilidad que el artificio. Se acercó el padre a ver cómo estaba y le dijo algo así como «de puta madre». Enfadado por las dos orejas del compañero, espoleado por la colleja y con ganas de coger el maillot rojiblanco de novillero local. Mucho hizo con la muleta para lo que tuvo delante. Ligó por el derecho dos tandas muy toreras y viró el torso lo justo para lucirse al natural. Con la espada, tremendo. La corrupción de los pitones volvió a evitar la tragedia. Se tiró a matar o morir y salió por los aires, pero con el toro reventado. Oreja de ley.
Brindó su segundo a los Caballeros, padre e hijo. Y esa fue la única ovación del cuarto acto tras la merienda. Nos dejó merendar. Tremendo mulo fue el de Montealto.
Con su quinto y último, esfuerzo baldío de Manuel Caballero. Brindó a Daniel Ruiz hijo, sobran palabras. Fue mecenas, su padre, del padre y ha sido también, el hijo, laboratorio para él, el hijo. Lo intentó por todos los medios y llegó a ligar alguna tanda por el derecho, pero aquello no tomó forma. Con la espada, letal. Otro paso adelante de un Manuel Caballero al que se le vio mermado tras dos cogidas muy fuertes.
Con el último, Navalón fue a por todas. Largas cambiadas, chicuelinas y revoleras de salida. Crudo en el caballo y un quite que puso a la plaza como sarmientos en ascuas. El quite, un Navalón Highlights 2023, tremendo. Se volvió a las tablas riéndose. Lo lleva dentro. El inicio con la muleta, pasándolo por la espalda, para los del pueblo. El resto de la faena, para los aficionados. Tan torero como pinturero, oportuno en cada momento. El nivel de la faena, siempre en sobresaliente. Los finales, por bernardinas y molinetes forzados, terminaron de conectar a los tendidos. Marró con la faena una labor de dos orejas. Una se llevó.
FICHA DEL FESTEJO
Sábado 9 de septiembre de 2023. Albacete. 2ª de la feria de la Virgen de Los Llanos. Tres cuartos de entrada. Novillos de Montealto, de excelente presentación, muy sospechosos de pitones y de juego variado.
Manuel Caballero: oreja, oreja y vuelta al ruedo.
Samuel Navalón: dos orejas, ovación y oreja.
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