El presidente de la Diputación Provincial de Albacete, Santiago Cabañero, ha ofrecido hoy una rueda de prensa para valorar la sentencia absolutoria que el viernes se conocía. Ha destacado que «ha quedado demostrado que nunca hubo ningún dolo ni beneficio personal. Actué siempre confiando en los informes técnicos de esta casa, como es práctica habitual. Se indica claramente que no hubo actuación dolosa por mi parte». «Esta resolución supone mi absolución y la confirmación de que siempre he actuado dentro de la legalidad y esto es importante. Era muy importante que quedara claro que nunca he cometido ninguna ilegalidad», ha subrayado.
Cabañero, que ha comparecido respaldado por su equipo de Gobierno en la Diputación Provincial, ha destacado que, al fin, «ha resuelto mi absolución en el proceso judicial pendiente desde 2017, por un presunto delito de prevaricación administrativa».
«Es una resolución que pone fin a un largo periplo y que siempre he afrontado con serenidad, aunque es cierto que ha habido momentos delicados, pero he estado con la tranquilidad de quien se sabe inocente», ha indicado Cabañero, que se ha comprometido «a seguir trabajando más si cabe por la provincia de Albacete».
Ha valorado que «el juicio era una oportunidad de cerrar de una vez por todas un capítulo muy duro».
Ha expuesto que «no ha sido una experiencia fácil de sobrellevar tampoco para mi familia». Ha continuado que «por eso quiero dar las gracias de corazón por el apoyo y que no hayan dudado nunca de mi inocencia, en primer lugar a mi familia. A mi equipo más próximo, a todo el personal que nos acompaña. A mis equipos en el Partido Socialista y a mis superiores orgánicos, tanto regionales como federales, que en algún momento podrían haber tenido la tentación de ‘vamos a dejar caer’. También a los medios de comunicación, por el respeto, como al resto de partidos políticos -no siempre fue así- han tratado el tema con respeto».
Cabañero ha incidido en que «no hay que olvidar que una persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario y la pena de banquillo es muy dura». «No podemos convertir la lucha política en una lucha de banquillo», ha señalado.
