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¿Cuánto ha bajado la contaminación por las restricciones de movilidad en Albacete?

La contaminación por ozono ha caído un 34 % en Castilla-La Mancha en 2020, también en Albacete, por las restricciones de movilidad. Aunque, pese a la crisis de la COVID-19, la totalidad de la población de la región ha seguido respirando aire con más ozono del recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
La reducción de la movilidad por la crisis de la COVID-19 ha provocado una mejora sin precedentes de la calidad del aire, también en relación al ozono troposférico. No obstante, los dos millones de habitantes de Castilla-La Mancha han seguido respirando aire contaminado por ozono durante el verano de 2020, según el Informe anual sobre la Contaminación por Ozono de Ecologistas en Acción.

Eso sí, la mejoría de la situación ha sido especialmente relevante en las estaciones urbanas de Albacete y Cuenca, con una reducción del número de días con mala calidad del aire del 67 y el 86%, respectivamente.

Este informe concluye que la totalidad de la población y del territorio castellano-manchegos han estado un año más expuestos a unos niveles insalubres de este contaminante. «La Junta de Castilla-La Mancha sigue sin adoptar medidas sobre el transporte, la industria y la ganadería intensiva que eviten los episodios puntuales y reduzcan los niveles de fondo», han puesto de relieve desde Ecologistas en Acción. Su informe recoge los datos entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de este año, con medidores de 483 estaciones, 26 en la región y dos en Albacete.

Según el trabajo, 35,7 millones de españoles han respirado aire contaminado con ozono por encima de los valores marcados por la OMS, mientras que 4,4 millones -entre cinco y siete millones de afectados menos que en años anteriores, la cifra más baja desde 2010- lo han hecho por encima de los objetivos legales fijados en la legislación de España y Europa.

El informe advierte, además, que durante 2020 los territorios más afectados por el ozono troposférico se han repartido entre las comunidades de Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León, el interior de Cataluña, Comunidad Valenciana, y la ciudad de Córdoba.

Sobre Castilla-La Mancha, entre sus principales conclusiones, señalan que el ozono «es un contaminante muy complejo, que no tiene una fuente humana directa sino que se forma en la superficie terrestre en presencia de radiación solar por la combinación de otros contaminantes denominados precursores, emitidos por el transporte (en especial los vehículos diésel), las centrales termoeléctricas, ciertas actividades industriales o la ganadería intensiva».