
«Mi yerno nos dijo a mi mujer y a mí que si nos podíamos quedar con los niños, que le quería dar una sorpresa a mi hija. Era un viaje de enamorados, la primera vez que iban a París…», recuerda la noche del sábado por teléfono José Luis Sanz Gutiérrez desde el hospital de la capital francesa donde apenas unas horas antes había fallecido su hija, la toledana Laura Sanz Nombela, a causa de una explosión por una fuga de gas, como recoge hoy El País.
Laura, nacida en Toledo, cajera, de 38 años, se alojaba con su marido Luis Miguel en un hotelito justo enfrente de la panadería Hubert, reventada por la explosión que ha acabado también con la vida de dos bomberos y que ha dejado una cincuentena de heridos, entre ellos dos españoles más, un hombre y una mujer.
Su padre no se puede creer que vayan a tardar 10 días en poder traerse el cadáver. Eso es lo que les han dicho. Él, su hijo y su yerno se encuentran en el Hospital Universitario de París, solos, destrozados y sin hablar el idioma. Denuncian que se sienten «totalmente abandonados» por parte de la Embajada española.
