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El bricolaje, una tabla de ayuda para los mayores

Los meses de aislamiento por la pandemia nos han afectado a todos, ya seamos jóvenes, personas de mediana edad o algo más mayores. Perder las relaciones sociales y la interacción es un duro golpe a todos los niveles. Sin embargo, hay un grupo de población que, desde mucho antes de la pandemia, vive la soledad de una forma muy intensa: los ancianos. Afortunadamente, para sobrellevar esta realidad, hoy en día existen nuevos medios con los que poder mejorar su calidad de vida a través de una actividad como es el bricolaje.

La soledad y los ancianos

La soledad no deseada es un problema tan grave que incluso algunos partidos políticos se han puesto manos a la obra para subsanarla en la medida de lo posible. Se trata de una pandemia real y silenciosa que cada vez se convierte en una realidad más presente.

El envejecimiento de la población, la pérdida de las comunidades tradicionales de vida y la falta de parientes cercanos es lo que hace que muchas personas mayores terminen horas, días y semanas completas recluidas en casa sin tener el más mínimo contacto con nadie.

El problema, evidentemente, se manifiesta en primer lugar, a nivel psicológico. Patologías como la depresión no tardan en aparecer cuando este colectivo debería estar disfrutando de su retiro. En ocasiones, algunos de nuestros mayores se ven volcados a una situación de soledad que termina por mermarlos también físicamente.

Además, la depresión y la tristeza acaban favoreciendo la aparición de enfermedades neurodegenerativas y también potencian otras dolencias debido a que el anciano afectado tiende a descuidarse.

El bricolaje y las manualidades

Aquí es donde entra de lleno una tarea tan sencilla y placentera como es el bricolaje y las manualidades. Es cierto que muchas veces asociamos estas actividades a la infancia, pero la realidad es que los adultos también pueden disfrutarlas y sacarles mucho partido.

Se ha demostrado que ocupaciones sencillas como el bricolaje consiguen mantener la mente despierta y alejan el fantasma de la degeneración neuronal temprana. La actividad requiere concentración y una serie de habilidades que evitan que el cerebro se anquilose.

Pero lo que es aún mejor es el refuerzo positivo que se crea. Normalmente, las personas que viven en soledad extrema terminan por ver dañada su autoestima y autoimagen. Esa es, precisamente, una de las claves beneficiosas de realizar pequeñas tareas manuales. Como estas son vistas como retos, terminarlas da un aporte extra de moral y de pensamiento positivo a cualquiera.

En grupo, mucho mejor

Lo mejor de todo es que se han puesto en marcha numerosos talleres en los que los mayores, además de llevar a cabo actividades de este tipo, pueden socializar con otras personas y alejar el fantasma de la soledad.

Otro de sus aspectos positivos es que no requiere de ninguna inversión importante, ya que solo son necesarios materiales como los siguientes:

  • Útiles de papelería como un buen pegamento, tijeras, etc.
  • Consumibles adecuados para cada actividad.
  • Accesorios de transporte para poder llevarlo todo.

Teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho, es normal que no dejen de aparecer grupos de personas mayores dedicadas a este tipo de actividades. Son económicas, son fáciles de llevar a cabo y sirven para estrechar lazos y crear nuevas amistades de una forma muy sencilla.

En definitiva, el bricolaje puede convertirse en la herramienta perfecta con la que disipar el fantasma de la soledad en ancianos y mejorar la salud mental en este grupo de población merecedor de unas mejores condiciones de vida.