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El Cid pincha su resurrección frente a una corrida de ensueño de La Quinta

Por Julio Martínez
 
Albacete recibió a El Cid con una sorprendente ovación. Pese a lo que dicen algunos en el Late Night de Las Grecas, Albacete es una plaza con miles de aficionados. Quieren a El Juli, faltaría mas, y recuerdan también la gloria pasada de un Cid que ha vuelto bañado en aguas de Teruel. Torero tranquilo. La tranquilidad es lo que más se busca, también delante del toro. Pese a las pintas cárdenas, La Quinta no es precisamente lo más duro del pantone gris. Hábil con el capote y sutil con la muleta. 
Jugó bien con las inercias y cambió los toques bruscos por la seda de tres décadas de experiencia. Manuel Jesús ‘El Cid’ ha regresado mejor de lo que se fue y lo demostró este sábado en Albacete. Al natural se explayó. Sin apreturas, poco trabajo para el mozo de espadas, pero despacio y muy natural. Faena bonita, de las que te reconcilian con el toreo de los que peinan canas. La experiencia es un grado y siempre es un placer ver a los antiguos exprimir encastes que normalmente vemos en manos inexpertas. Con la espada, qué raro, perfecto. Oreja.
Con el cuarto, un prodigio. No decía mucho el toro, pero tenía la movilidad necesaria como para lucirse. Lo fue haciendo, consintiendo al natural para romper los moldes por derechazos. En su estilo de siempre. El Cid de toda la vida. Un regalo para la afición que le sacó a saludar. Otra faena de dos orejas en cualquier plaza. El final de la obra, un postre aquilatado. La tarta de manzana de Miguel Ángel en El Callejón, el mayor fan de El Cid en Albacete. Si quieres ver a El Cid en plenitud tienes que decir «que cabrón, Cid». Porque no se puede pinchar una faena así. La vuelta al ruedo al toro, justísima. Y la del torero, de gloria. Ese Cid de 2004 con uno de Montalvo, pero con 19 años más. 
Daniel Luque, torero que en 2008 deslumbró en Albacete de verde y azabache, llegó mermado a Albacete, con un tobillo vetado para los accesos de aeropuerto. Más hierro que un andamio. Lo hizo fácil, pero no tuvo un oponente a la altura de su momento.
Brindó su segundo a Mariano de la Viña, quien fuera su banderillero y que resucitó en Zaragoza. Y esa fue la única ovación en el quinto acto. La espada hizo guardia.
Emilio de Justo cumplió su segundo paseíllo en La Mancha y dejó seguramente una de las grandes faenas de su temporada, con permiso de un Victorino en Valladolid. Largo, templado, encajado y con la personalidad que le ha llevado a ser figura del toreo. Cuajó al toro, fijo y de mucho interés, siempre en el mismo terreno. El que pedía el toro. Generoso el torero, pero siempre a más. Un faenón de dos orejas en cualquier plaza. Lo único malo, la espada. La ovación supo a poco, pero ahí quedó la mejor faena de la feria.
El sexto, un toro de bandera. Emilio de Justo ligó, compuso, pero no terminó de redondear. Empezó mejor que acabó. Fue otro toro para hacer faena de dos en cualquier plaza. La obra, de oreja y media por la estocada. Estuvo a merced del animal en cuanto a terrenos y se preocupó más de la postura que de potenciar las virtudes. ¿Era fácil el toro? La bravura siempre es complicada. Emilio de Justo parece estar ya recuperado al 100%. Su tarde en Albacete fue magnífica, pero de redondear con el sexto hubiese sido de figurón del toreo. No pasa ni media. La estocada, perfecta, pero sin muerte. Necesitó el descabello, pero sin suerte. Perdió dos orejas de Albacete con un toro de dos de Madrid.
 
 
FICHA DEL FESTEJO
 
Sábado 16 de septiembre de 2023. Albacete. 9ª de la feria de la Virgen de Los Llanos. Más de media plaza. Toros de La Quinta, bien presentados y de buen juego, en general. El 4º, de nombre ‘Limonero’, extraordinario, y el 6º, ‘Coscojero’, de bandera, premiados con la vuelta al ruedo.
El Cid, oreja y vuelta al ruedo.
Daniel Luque, silencio en ambos
Emilio de Justo, ovación en ambos.
 
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