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Son muchos los sectores que se han visto afectados por la crisis desatada por el Covid-19. Comercios, bares, restaurantes o cafeterías siguen cerrados -entre otros muchos negocios- y los damnificados son muchos. Entre ellos, por ejemplo, los feriantes, las orquestas o los puestos de venta ambulante de gofres o buñuelos que debían haber empezado, con la Semana Santa, la temporada alta y están cerrados, sin ingresos y con gastos.
En la provincia, como les hemos ido informando, ya se han suspendido algunas fiestas en abril y mayo, como las romerías en La Roda, las fiestas de la Virgen de la Cabeza en Casas Ibáñez, San Jorge, en Madrigueras; o los acto que en muchas localidades estaban previstos para el próximo 15 de mayo, festividad de San Isidro y que no podrán tener lugar, puesto que o seguiremos en Estado de Alarma o al menos en situación de excepción y no se permitirán multitudes.
De momento, las que corren más riesgo son las que se celebran también en el marco de San Juan o a principios de julio, si bien es cierto que el mayor número de fiestas en la provincia se concentran en el mes de agosto y los ayuntamientos, a este respecto, no han empezado a tomar decisiones todavía. Consistorios como el de Alcalá del Júcar, que tiene sus fiestas patronales en agosto, sí han anulado las que tenían en pedanías por San Gregorio y San Isidro; o Casas Ibáñez, que tiene también fiestas en agosto, las que celebran en abril por su patrona, de momento.
El Gobierno de Castilla-La Mancha no ha adoptado todavía una decisión común sobre si se permitirán o no las fiestas de verano, decisión que está en manos de los ayuntamientos. En la Comunidad de Madrid sí se anunciaba este jueves, día 23, que se suspendían las fiestas hasta septiembre, por el momento.
Cierto es que los ayuntamientos deberán ir tomando decisiones en un espacio más o menos corto de tiempo, porque además los contratos con muchas orquestas ya están firmados y tendrán que ver qué ocurre finalmente. Aunque tendrán que esperar a ver qué decisiones se toman en el desconfinamiento, en cuanto a aforos permitidos en determinadas actividades.
Otra fiesta que está en el aire es la Feria de Albacete en cuyo Recinto Ferial y el Paseo de la Feria, por las características de la fiesta parece a todas luces imposible cumplir con las distancias de seguridad o el control de aforos de los que se hablan hasta la fecha. El alcalde de Albacete, Vicente Casañ, ha reconocido que la celebración podría sufrir cambios pero considera que, a cinco meses vista, ahora «no toca hablar todavía de esto, mientras sigue muriendo gente por Covid-19 y hay que centrar en la pandemia los esfuerzos».
Sí es cierto, como ha podido saber este medio, que la posible suspensión o reducir los actos a eventos algo más simbólicos pero sin multitudes es algo que ya se ha puesto sobre la mesa en más de una reunión en el Ayuntamiento de Albacete, porque saben que, de seguir adelante el problema sanitario y fijarse estrictas medidas para garantizar la distancia de seguridad, en un escenario como la Feria sería difícil de cumplir. Además, de momento se habla de que el fútbol volvería sin público y se ve difícil que en los próximos meses se permitan conciertos o corridas de toros.
Los espectáculos culturales, si se limita drásticamente el aforo también carecerían de viabilidad, al contar con muy pocas entradas a la venta, por lo que el problema para poder celebrar eventos como la Feria de Albacete es importante. Ya han ‘caído’ fiestas como los San Fermines y se espera con incertidumbre el futuro de la Feria de nuestra ciudad.
De momento, en Albacete, en el Paseo de la Feria, las Tascas siguen prácticamente montadas y con la temporada perdida, igual que tampoco pueden funcionar aquí las atracciones infantiles que suelen abrir cuando los locales de hostelería o el puesto de gofres.
También las fiestas de los barrios de Albacete, al no poder celebrarse en estos meses, tienen su repercusión en la suspensión de contratos a grupos como la orquesta Trópico Show, que suele ser fija en los carteles de estas fiestas y de los pueblos y que ahora permanece cerrada. Consecuencias económicas importantes pues el parón llegó cuando arrancaban la temporada alta, como ellos mismos han indicado.
Habrá que esperar al mes de mayo o principios de junio para ver qué va pasando con las fiestas de verano de los pueblos pero, de momento, su futuro es muy incierto. También, por otra parte, porque los ayuntamientos están afrontando gastos imprevistos y bajada de ingresos por lo que sus economías tampoco serán finalmente este verano como pensaban cuando elaboraron sus presupuestos. Y las prioridades, además, han cambiado radicalmente en este último mes. Pero hay mucho en juego para profesionales de muy distintos sectores y habrá que ver qué esfuerzos se pueden hacer.