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El metaverso de Valeriano Belmonte (Opinión)

Texto: Julio Martínez

Como te sigo apoyando / y siempre te apoyaré / te grito henchido de fe / a ganarle al San Fernando / Aúpa el Alba. Hoy ha vuelto a declamar en los aledaños del campo Valeriano Belmonte, el Marc Zuckerberg de La Mancha. Cartero histórico, hijo de Valeriana. Un histórico de Correos, bautizado en la posguerra y pionero en el apasionante mundo del telégrafo. Nadie en Albacete ha dado más malas y buenas noticias que Valeriano Belmonte. Muertes y nacimientos. El yin y el yang de la rutina en la urbe damasista. Entre lo bueno y lo malo, Valeriano siempre ha sido el mejor entre nosotros.

Es además un loco del cómic, seguramente el que más sepa de tebeos de España. El gordo de Los Simpson, pero de carne y hueso. Entonces, cuando él empezaba, Albacete era Albacete y no un meme ni la carnaza habitual en redes sociales. Capitán Trueno o el Guerrero del Antifaz están en Albacete gracias a su fanatismo. Por supuesto, nunca fue un friki, ni lo es. Querido por todos, Valeriano Belmonte se ha convertido en un icono del posmodernismo español y del mancheguismo contemporáneo. Un adelantado a su época que trajo las redes sociales con el traqueteo de alguna ‘olivetti’ de mala muerte.{loadmoduleid 6428}

Y cuando trata a su Alba, no hace poesía al uso, utiliza el metaverso que quiere monopolizar el aguililla de Facebook. Recuerdo cruzar el parque desde el extinto Mercadona de Simón Abril hasta la fuente y encontrarme con Valeriano bajando por el carril del Museo. Mi padre siempre le saludaba y luego me decía que Belmonte en Albacete es más que un apellido. La poesía de Albacete se apellida Belmonte y lleva por nombre Ismael. La poesía del Albacete se apellida Belmonte y la monopoliza Valeriano. Si hubiera nacido en Ohio sería el consentido de los americanos, pero es más manchego que ponerse ciego en el almuerzo antes del mediodía.{loadmoduleid 6173}

Un tipo entrañable que siempre ha hablado del Albacete con cariño, pasión y devoción. Es ese personaje al que te encuentras por la calle y dices: “Coño, Valeriano Belmonte”. Y tu colega, que no lo conoce, te dirá: “¿Quién?”. El arte cuando se explica deja de ser arte. Este tipo es una realidad y será una leyenda cuando pasen 100 años. Jamás encontrarás un enemigo suyo o alguien más currela que él. Ha visto la evolución de una aldea anquilosada hasta la ciudad que es hoy Albacete. {loadmoduleid 6455}

A marcar, Alba, a marcar / para llevarte la miel / los aplausos y los puntos / y el café y los aberruntos / que sean sin temor a errores / para los sanfernandinos / Alba / sed astutos, finos, insignes regateadores / chutad y que se oiga gol / no una vez sino dieciocho / veintitrés o veintisiete / la gloria, pa ti, Albacete. Todo ha cambiado desde que Valeriano empezó a escribirle a su Alba, pero todo sigue igual. Este equipo no es un capricho ni un fanatismo, ser del Alba es una obligación para cada albaceteño. Lo reímos y lo lloramos porque nos ha tocado en la herencia de sangre. Y cuando pasen los años olvidaremos muchas cosas, pero en el recuerdo siempre estará la cuaderna vía de Valeriano Belmonte al lado de la puerta 6.