Con escenas similares a las que se vivieron en los primeros días de la pandemia del COVID, el miedo al desabastecimiento ante un apagón histórico en todo el país llevó a de nuevo a largas colas en los supermercados de Albacete, donde muy pronto se agotaron productos como el agua.
La ciudad se quedaba sin luz a las 12.33, como el resto del país, y al mediodía los supermercados que podían operar -porque tenían sus propios grupos de electricidad con generadores- eran un ir y venir de ciudadanos que acudían a comprar productos como agua, pan, papel higiénico o comida que no hubiera que cocinar.
Porque, claro, con las viviendas cada vez más tecnológicas, quienes no tenían gas y cocinan con vitrocerámica ayer no podían usarla, como tampoco los hornos ni los microondas.
Las colas en todas las panaderías eran también muy importantes.
La falta de luz hizo que hubiera comercios que no podían cobrar con tarjeta, ni tener luz, pero que no podían cerrar al no lograr bajar la persiana sin suministro eléctrico.
De hecho, anoche vimos cómo los Bomberos trabajaban en dos joyerías del centro de Albacete, una en la calle Ancha y otra en la calle Mayor, para tratar de bajar la persiana. En la de la calle Mayor, por ejemplo, la familia hacía guardia en la puerta a la espera de saber si podrían cerrarla e irse a casa.





