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Emotivo rencuentro de los protagonistas del último ascenso del Alba a Primera

El 14 de junio de 2003, el Albacete Balompié, que dirigía César Ferrando, volvía a Primera División. 20 años después de ese segundo y, por ahora, último ascenso del conjunto blanco a la máxima categoría del fútbol español, la inmensa mayoría de sus protagonistas se han reunido hoy, en Albacete, para recordar anécdotas y celebrar las dos décadas de un acontecimiento que hizo historia en la ciudad.

Los protagonistas disfrutan ya de un almuerzo en El Callejón, en el centro de Albacete, donde seguro que son muchas y muy buenas las anécdotas que pueden recordar de aquel año en que llevaron al Albacete Balompié a Primera.

Antonio López Alfaro, entonces en la secretaría técnica, no ha faltado a una cita donde han estado jugadores emblemáticos del Alba como Basti o Parri y a la que no han podido acudir los franceses Viaud o  Delporte.

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David el utillero ha sido de los más aclamados por los exjugadores cuando ha llegado  al restaurante, al igual que el mítico Ferre de la Rosa, persona que más se merece el homenaje que nunca ha tenido por parte de su Alba.

A todos los hemos visto fundirse en abrazos, entre sonrisas, llenos de emoción y muy contentos por volver a coincidir en la ciudad donde algunos residen y a la que todos vuelven siempre que pueden, especialmente con el Carlos Belmonte como referencia para una visita obligada.

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Para recordar ese histórico ascenso, en Masquealba hemos querido rescatar la revista que sobre el mismo hicimos en marzo de 2016, con la vuelta al Alba de César Ferrando.

Recordábamos entonces que «Ferrando a coger las riendas del Albacete Balompié en la que es su tercera etapa en el club pero si por algo se le recuerda es por el ascenso a Primera del año 2003. Doce años no son muchos pero fue un momento histórico para el club y en estas páginas te vamos a contar todo lo que no sabías de aquel año que empezó en el verano de 2002, sin entrenador, sin equipo base, con un panorama económico desolador pero con muchísima ilusión… y una varita mágica en la Secretaría Técnica».

 

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