Lo cuenta el periodista David Palomo en El Mundo, en Inglaterra es difícil mantener el césped de los estadios en perfectas condiciones. La climatología no es el fuerte del país. Eso está asumido desde hace tiempo y, por lo tanto, la Premier League ‘obliga’ a los clubes a cuidar sus terrenos de juego con las llamadas lámparas de calor que cuestan entre 25.000 y 38.000 euros. Poco dinero para entidades que hacen fichajes multimillonarios cada verano.
El problema viene cuando el equipo ni pertenece a la ‘realeza’ del fútbol británico ni tiene recursos para acometer dicha inversión. ¿Qué hacer entonces? Pues en la mayoría de los casos no queda otra que utilizar la imaginación. Como ha hecho Oli Makin, jardinero del Rochdale, que le pidió a la policía de Manchester unas lámparas -previamente utilizadas para cultivar marihuana- para instalarlas sobre el césped del Spotland, el estadio donde juega el conjunto inglés que milita en la Football League One. «No puedo agradecer lo suficiente a las autoridades el favor que me han hecho», confesaba el ‘inventor’.
La policía, como ‘cómplice’ de la ocurrencia de Oli Makin, no ha dudado en aplaudir el invento del cuidador del césped, que basó su defensa en que en el estadio del Rochdale no sólo se juega al fútbol, sino también al rugby. «Ha salvado al club de tener que invertir una fortuna. Los jugadores y, sobre todo, el portero, estarán contentos. Los que alguna vez hemos visto un terreno de juego inglés damos fe de que es una gran iniciativa», confesaban las autoridades.