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En Lugo todos adoraron a su míster, Quique Setién, que jugaba su último partido en casa dirigiendo ese banquillo. Hasta el Albacete Balompié se sumó a los homenajes a Setién que dejó el campo visiblemente emocionado. Pero, eso sí, durante el partido estuvo muy metido en su papel, buscando la victoria y se encontró también con cierta ‘enemistad’ por parte del cuarto árbitro, que le llamó la atención en alguna ocasión.