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Ferre de la Rosa dejaba este jueves la efímera presidencia del Albacete Balompié. Pero es una leyenda viva del Alba, todo un emblema y una persona que se ha dejado la piel por el club durante 38 años. Como el señor que es se despidió al inicio de la asamblea, reconociendo que se han dicho muchas mentiras sobre su persona pero sin querer entrar en polémica o rencillas personales.
«El tiempo pone a cada uno en su lugar», decía Ferre, que levantó al auditorio -casi todos- para aplaudirle y ovacionarle; que se encontró al llegar con una gran pancarta de cariño de los trabajadores del club; que no pudo reprimir las lágrimas al acordarse del gran Pedro Martínez Bravo, que lo está pasando mal por su delicada salud; y que fue el protagonista de una noche en la que parte del auditorio coreó su nombre mientras Garrido iba a dar el discurso tras ser elegido presidente y donde todos los ruegos pidieron que reciba el trato y el buen recuerdo que merece.
«Aquí estaré para lo que me necesiten», se ofrecía Ferre al terminar su discurso, unas palabras en las que no se olvidó de los trabajadores, los jugadores o el cuerpo técnico que han pasado por el Albacete Balompié en sus casi cuarenta años de historia.
Un grande deja el club y ahora que está tan de moda decir el dinero que ha puesto cada uno es de justicia recordar que este señor prácticamente se arruinó por poner dinero para salvar al Albacete. De eso han pasado más de dos décadas y ha llovido mucho desde entonces. Pero el nombre de Ferre debe estar junto al de todos aquellos que han hecho algo por un escudo al que pocos adoran como lo hace Ferre.
Gracias y suerte!