Julio Martínez
Intentó matar tantas veces Lalo de María a su primero que alguno le pidió a su madre que cogiese el jaco del alguacilillo para despenarlo. El nuevo niño de Campuzano está muy verde y tiene todo por aprender. Por eso, Albacete no es un rincón excesivamente cómodo como para matricularse en 1º de Tauromaquia. No obstante, esta plaza siempre ha sido gestionada por la casta. Las becas han recaído en manos del que más tiene. Una ONG taurina hecha por y para niños ricos cuya sede social está domiciliada en la calle Feria. En lo que va de siglo han sido muchos los que se han aprovechado de las dádivas manchegas. El primero, Cordobés Jr. El Cordobés malo, pero original, a ojos del ADN. Después vinieron el Moranco, el niño del hotel y el último, el Lalo de María. Otro ‘hijo de’ puesto a dedo. Tiene toda la afición, todo el mérito y el mayor de los respetos, por descontado, pero su presencia en Albacete es otro atropello a la realidad. Juega a ser Roca Rey, es su fenotipo. Pero el genoma es el que es. Francés y de pelo rubio. El Lea Vicens con pito. Esperpento, uno más, en Albacete. Pero bueno, God save the rich.
Ese chaval nunca tendrá que hacer una huelga de hambre para oler un pitón. Cristian Pérez la hizo y hasta este viernes ha sido esclavo de ella. Por fin le sonrió la suerte y tras años de lucha viajó su espada certera. Lo merecía como pocos y en ello lleva ya seis años. La puerta grande de Albacete se abrió para un torero que ama su profesión y que ha puesto sus costillas, sus hombros y su vida al servicio del entretenimiento. Venía de matar dos terroristas de Saltillo en un gache de Murcia, o eso dicen las crónicas. Su carrera, una tragedia griega. Albacete era Ítaca para él. Esta tarde era seguir o frenar en seco. No valía ya con una vuelta al ruedo y dejarle un WhatsApp a Roberto Piles a ver si lo ponen en Madrid con alguna moruchada. Era salir a hombros o salir a hombros. La última vez que cruzó el umbral de la puerta grande se encontró de frente con el macrobotellón. Aquella noche brindó a Dámaso. Hoy, desde el cielo, Dámaso es un poco más feliz. Cristian Pérez es un cachorro de Los Prados. Es un torero macho y se ha cobrado tantos años de lucha. Enfrente, su ganaderia fetiche, la de Los Chospes. Allí pasó la pandemia. Cuando algunos hacíamos footing del retrete a la cocina, él se hacía 8 kilómetros por los cercados de El Robledo. El toreo es grandeza, hasta en pandemia.
Recibió a su primero a porta gayola y pronto vio que no era una hermanita de la caridad. Porfió y buscó la pulcritud, pero ese no es su fuerte ni tampoco era lo que demandaba el utrero. Aún así, insistió. Se le coló dos veces y a la tercera fue a la vencida. Giró en el pitón y contra el suelo, ‘Entretenido’ se entretuvo con él. Lo zarandeó y lo volvió a poner de pie. Ya en vertical, cayó inerte y se lo llevaron rápido a la enfermería. Drama. La plaza olía a drama. Por suerte, y sin chaquetilla, volvió al ruedo y cobró una sensacional estocada. Oreja y otra vez a la enfermeria.
Salió tras el descanso, con el ojo en modo boxeador y dolido de varias costillas. Y se alinearon los astros. Él, templado y medio grogui, y un novillo a modo, de vacas. Coy no le dio la vuelta al ruedo, pero el pañuelo era más naranja que azul. Un escándalo. El novillero de Hellín lo vio claro, se quitó la presión y empezó a torear. Por el derecho, la fiesta nacional. Ligó en todo momento, le perdió el paso cuando quería abrirlo y se lo ganaba cuando quería escuchar a su plaza. Estuvo muy inteligente. No es la panacea del arte y raro será que cuelguen un muletazo suyo en El Prado, pero esto va de ganar billetes y no esculturas. Al natural se lució, aunque no era ese el pitón más boyante del excelente animal de Fernando Moreno. Un par de muletazos profundos calentaron al tendido y dejaron todo preparado para el tercio de muerte. Primero, un pinchazo. Después, una estoca algo caída, pero de brillante ejecución. Fue bravo para morir ‘Tirano’. Le costó, pero cayó. Y con él, la oreja. Y con la oreja, la puerta grande.
Alejandro Peñaranda cortó una oreja a su primer oponente en una faena que empezó mal. Una lidia nefasta la que le dieron al segundo de la tarde. El torero de Iniesta lo intentó con el capote, pero el utrero de Los Chospes se le venció varias veces por el pitón derecho y desistió. En el caballo, un ridículo. El tercio de banderillas no fue mucho mejor. Antes, un intento de quite de Lalo de María con un capote del tamaño de Canadá. No brindó y constató en el inicio de muleta que el pitón derecho era la ruleta rusa del toreo. Se posó una tórtola en el ruedo y cambió el sino de la tarde. Las luces, mal. Las aves, bien.
Peñaranda se quedó muy quieto y corrió la mano con ritmo. En el toreo moderno prima el piloto automático, pero este joven de Iniesta sabe acelerar y frenar según lo jodida que sea la curva. Por el izquierdo, lo mismo, pero mejor. Al natural todo es más puro y este torero sabe lo que se hace. Eso sí, faltó ajuste durante toda la faena. Mucho ajuste. En su defecto, primó la intensidad. En Albacete, bien, pero este novillero debe ir pensando en compromisos mayores. Cuadrando al toro para la suerte suprema, otra tórtola se posó en el ruedo. Dos tórtolas, dos. Y son demasiadas. La espada viajó muy contraria. Bajonazo a la inversa. Aún así, el palco premió la intención del torero y concedió la oreja.
Con el quinto, poco pudo hacer más que mostrar voluntad y dejar una estocada genial. El novillo de Los Chospes no tuvo ningún fondo y condicionó en todo momento la labor del joven torero manchego. Saludó una cariñosa ovación.
Y Lalo, estuvo en Lalo. Algo tendrá que ver el apoderado, José Antonio Campuzano en él. Hasta para pedir el cambio de tercio le tuvo que aconsejar el maestro cómo hacerlo. En la elección de cuadrilla también tiene que ver. La diferencia, manifiesta. La lidia, perfecta. Brindó a Juan Leal, en un burladero del 3. Con la muleta, toreó desde Montpellier. No entendió las nobles y encastadas embestidas que le ofreció el de Los Chospes. Se pegó su romance en varios tercios del ruedo, siempre al hilo aunque con una gran virtud, el temple. Todo lo quiso hacer muy despacio. Se puso excesivamente pesado y las manoletinas finales terminaron por cabrear a los tendidos. Otro episodio más de Panini en Albacete. Los cromos de Simón. No lo vio claro Lalo con la espada y cada intento fue a peor. Al final, de aburrimiento, lo mató.
Y lo mismo pasó con el sexto. Después de tres horas de festejo y antes de coger la espada el rubio francés, el novillo se echó. De los episodios más bochornosos vividos en la plaza. Albacete estuvo demasiado respetuosa con él, pero acabó sacando su ira. De los empresarios, ni rastro. El callejón, convertido en una discoteca de señores mayores y fotógrafos sin cámara. Albacete ha caído, como el puente de Londres. No pasa nada, que Dios salve a los ricos.
FICHA DEL FESTEJO
Viernes 9 de septiembre de 2022. Albacete. 2ª de la feria de la Virgen de Los Llanos. Más de media plaza. Novillos de Los Chospes. Bien presentados, muy sospechosos de pitones y de juego variado. El 4º, extraordinario.
Cristian Pérez, oreja y oreja
Alejandro Peñaranda, oreja y ovacion
Lalo de María, silencio y pitos.
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